Sorekara (fragmento)Natsume Soseki
Sorekara (fragmento)

"Daisuke se sentía acuciado por una ansiedad muy peculiar del Japón moderno. Era un fenómeno psicológico que nacía de la ausencia de fe en los individuos y que le provocaba graves trastornos. Era un hombre al que le desagradaba creer en dioses y, como intelectual, era por naturaleza incapaz de hacerlo. Creía firmemente que si la gente tenía fe en los demás no habría ninguna necesidad de confiar en ellos. Los dioses solo adquirían derecho a existir cuando se hacían necesarios para liberar a la gente de la angustia de la mutua desconfianza. En consecuencia, él pensaba que en aquellos países en los que existían dioses, la gente mentía. Sin embargo, había descubierto que en Japón no existía fe ni en los dioses ni en los hombres y todo lo atribuía a la situación económica del país.
Cuatro o cinco días antes había leído en el periódico una noticia sobre unos policías que actuaban compinchados con un grupo de ladrones para cometer sus hurtos. No era un caso aislado. De acuerdo con otros periódicos, si se investigara el asunto a fondo, Tokio entera corría el riesgo de quedarse sin un solo policía. Después de leer el artículo, Daisuke solo pudo sonreír amargamente: le parecía una consecuencia natural que la policía, tan pobremente pagada y teniendo que vérselas con las dificultades de la vida, se inclinase por cometer pequeños robos. La propuesta de matrimonio de su padre le producía un sentimiento parecido y, dada la poca fe que tenía en él, la contemplaba con un cierto cinismo. Su determinación por casarle le parecía lógica y sus recelos a la hora de aceptarlo como algo razonable no implicaban que fuera a negarse obstinadamente. Respecto a Hiraoka, Daisuke albergaba sentimientos similares, pero en ese caso le parecía algo natural. Simplemente no lograba que le agradase. Quería a su hermano, pero tampoco podía confiar en él. Su cuñada era una mujer sincera, aunque pensaba que si se sentía más próximo a ella era por la simple razón de que no tenía que enfrentarse directamente a las vicisitudes de la existencia. "



El Poder de la Palabra
epdlp.com