Las noches (fragmento)Gerard Reve
Las noches (fragmento)

"De camino al salón, se detuvo frente al espejo grande del pasillo, torció la boca hacia la izquierda y después hacia la derecha; a continuación, subió el labio superior y, dándole la vuelta, bajó el inferior. Entonces se miró la cara de perfil, trajo de la cocina un pequeño espejo redondo de afeitar y lo sujetó de tal forma que pudiera ver, por medio de ambos espejos, su cabeza entera, por arriba, por detrás y por los lados. Después apagó la luz del pasillo y abrió la puerta del cuarto de al lado. «Ahora con la luz del día», dijo en voz baja. Cuando nuevamente hubo mirado su cabeza entera, se peinó y volvió a encender la lámpara. «Vamos a ver cómo es el efecto con luz de día en combinación con la bombilla», se dijo. «Tiene un aire de colinabo—dijo en voz alta—, pero se observa perspicacia».
Suspiró, colgó el espejo de afeitar en el pomo de la ventana de la cocina y fue al salón. Era casi la una. Se sentó en el diván. «Vamos por más de la mitad—pensó—. Hace una hora que ha comenzado la tarde. He desperdiciado un tiempo valioso, imposible de recuperar». Encendió la radio, pero antes de que terminaran de calentarse las lámparas la apagó, se levantó, abrió las puertas correderas y entró en la habitación interior. Descorrió los largos visillos y pegó la cara contra la ventana. La frente dejó una marca de grasa en el cristal. Volvió a apretar la cabeza y miró hacia abajo.
En el jardín colindante de la derecha había un perro lulú haciendo sus necesidades bajo un rododendro. Tres abrigos se estaban oreando en un tendedero. En el paso de hormigón del jardín de abajo, un hombre de pelo blanco estaba cortando leña. De vez en cuando, con el golpe, algún trozo saltaba por los aires. "



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