Vida y obra de Luis Álvarez Petreña (fragmento)Max Aub
Vida y obra de Luis Álvarez Petreña (fragmento)

"No creo que se haya escrito más que acerca de la juventud y de la vejez, enfrentando de hecho la vida y la muerte. Sin duda es un tema si no atrayente, por lo menos al alcance de cualquier caletre y no hay manera de hallar otro más general. Amigo de las estadísticas, ignoro si existen acerca del particular. Lo mismo da. Todo lo que de cerca o de lejos tiene que ver con la religión, de ello trata. El tema que le sigue —en número— es el amor; generalmente se habla algo menos de él que de lo anterior, pero no mucho. Los recuerdos llevan las letras arrastrando del ala. ¡Qué las letras!, la literatura: el mundo. Solo se vive de recuerdos y esperanzas. Lo actual, lo que sucede, no sucede; sin eso los únicos vivos serían los muertos que, a mi parecer, carecen de recuerdos y de esperanzas. Lo que pasa no pasa; sin eso los únicos vivos serían los muertos… Lo de los muertos-vivos, y al revés, aunque sea por variadas razones y muy distintos motivos, es más viejo que la tos, como se decía. Los viejos tosen menos de lo que pudiera suponerse por el dicho: también es achaque de jóvenes. Quiero aclarar que no me refiero a que los vivos estemos muertos o viceversa. Hace mucho que estoy convencido de lo contrario. Desde ahora le pido perdón a quien lea estas páginas por la falta de coherencia, las repeticiones, el estilo cochambroso y más, por mucho que me esfuerce, por el no escribir de una manera totalmente inteligible. Los que me conocen —que son los únicos que tal vez pasen la vista por estas líneas— me comprenderán. Antes me bastaba; ahora me he dado cuenta de que la mayoría de las personas que conocía han muerto. Ponerme a escribir en estas condiciones es una total equivocación, pero mi vida ha sido precisamente eso: una equivocación. No basta escribir para los amigos ni cartas siquiera: pueden caer en manos ajenas y siempre es conveniente saber con quién se trata. Si algún día se publica este libro, me gustaría llevar una lista de las personas que lo compren; saber quién lo va a leer; que me hablaran por teléfono desde la librería para saber si doy mi autorización para que se venda o no. No se trata de que yo desprecie a los lectores, ni mucho menos, pero lo poco que escribo me interesa que sea para personas que sepan, de verdad, de qué estoy hablando. Lo malo es que, aunque lo sé perfectamente, no lo puedo decir como debiera: Fulano o Fulana de Tal nació el X de febrero o de marzo, de 19…, hijo único o múltiple de don Perengano y de doña Mengana. Por mí, es indiferente: para los demás comprendo que no lo es.
¿Por qué empiezo así este cuaderno cuando, de hecho, no escribo más que para ti? Sé perfectamente quién eres, aunque no sepa cómo eres y que tienes muchos años por delante en que ya no seré y solo quedan estas páginas para que, si tienes algún resquicio en el tiempo, te acuerdes de mí. Pero eso no le interesa nada a los demás.
Tampoco quisiera, de ninguna manera, que se creyera que hago o quisiera hacer, en lo más mínimo, figura de héroe. No: tomé mi decisión porque así me convenía y me pareció la más acertada y, seguramente, porque no tenía más remedio. Lo otro era aburrimiento. "



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