Un sultán en Palermo (fragmento)Ali Tariq
Un sultán en Palermo (fragmento)

"El Mesías no se llamaba a engaño al poner énfasis en la traición que fue el motivo de que Ibn Dumna, el emir de Siracusa, pidiera a los francos que acudieran en su ayuda. El recuerdo de los hechos acaecidos hacía cien años seguía vivo en la memoria de la mayoría de los creyentes. Cuántas veces no habría oído Idrisi la historia del malvado y promiscuo emir Ibn Dumna, que asesinó a Ibn Maklati, el piadoso y noble emir de Catania, simplemente porque codiciaba sus tierras. El asesinato fue vengado por la aplastante derrota que Ibn al-Hawas infligió al emir siracusano. Entonces, sin más motivo que el de salvar el pellejo, Ibn Dumna pidió a los infieles que cruzaran las aguas. Al final, de nada le sirvió, pues murió combatiendo junto a los invasores. Debía de estar achicharrándose en el infierno. A Idrisi le gustaba pensar que había lugares más tórridos que Siqilliya.
Alzó los ojos al cielo. Ni una nube a la vista, pese a que los pastores habían predicho lluvia la noche anterior. Con el sudor corriéndole a chorros por la cara y el cuello, galopaba añorando la humedad de la brisa marina. No quiso hacer un descanso hasta que los hombres se lo rogaran por el bien de las cabalgaduras. Idrisi atendió a su súplica al llegar a un bosquecillo donde troncos y ramas estaban retorcidos por el viento y heridos por los rayos, y las hojas secas y quebradizas. Oía hablar a sus hombres del Mesías mientras paseaba entre los árboles. Callaron cuando se unió a ellos, y él les preguntó si habían asistido al mehfil de la aldea. Asintieron con la cabeza sin facilitarle ninguna información. "



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