Los sobrevivientes (fragmento)Dante Liano
Los sobrevivientes (fragmento)

"Vivían en una colonia, con las casitas elementales, una encima de otra. Estaban durmiendo, y por más que dormían como si hubieran dejado un led encendido, una especie de antena o alarma que les avisara de movimientos extraños, no se dieron cuenta de que les habían rodeado la casa. Los despertó el costalazo de un cuerpo que caía al patio, desde el techo. Y los terminó de despertar, un segundo después, el ruido de los porrazos en la puerta: “¡Abran, abran, abran!” Saltaron a los lados de la cama. Tarde. Ya estaban irrumpiendo dos hombres robustos, bajos, panzones, que se abalanzaron sobre Gabriel. No tuvo tiempo de alcanzar el arma. “Cuando me capturen”, decía Gabriel, “me voy a llevar a un par de hijos de puta por delante”. No fue así.
Otros hombres entraron en la estancia. La tiraron al suelo y la sujetaron sin lastimarla, perfectos profesionales, a pesar de que pataleaba y tiraba golpes al aire. Vio cómo se levantaban los puños de los secuestradores y oyó los golpes secos, como se oyen los golpes afelpados en las peleas de box, contra la cabeza y el cuerpo de Gabriel. Vio cómo lo levantaban, con el rostro lleno de sangre, sin que pudiera decir nada. Vio cómo se lo llevaron casi cargado, sin que los pies tocaran el suelo. Fue una operación limpia. La soltaron cuando el Ford Bronco se había alejado con su marido adentro. Se fueron sin golpearla, saltaron sobre otro Bronco y se largaron.
Ella se quedó temblando, delante de la puerta desvencijada. Ningún vecino salió. Todos oyeron el ruido, las llantas de los vehículos que chillaban, quizá hubo gritos o quizá órdenes, nadie oyó nada. En la memoria de la mujer no estaba registrado nada. No había ruidos en la violencia que la hacía estremecerse solo al recordarla. En su memoria, todo pasaba como en las viejas películas en las que usaban la cámara lenta, como suceden las cosas en las peores pesadillas. No lloró. Se puso la mano en la boca, con el gesto del que ve algo inusitado y se queda sin palabras. Se lo habían llevado. Lo habían secuestrado. Lo peor que habían imaginado estaba pasando y ella no lo podía creer. Gabriel pasaba a las listas de los desaparecidos. Y los desaparecidos no se encontraban nunca. O se encontraban muertos. "



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