Opúsculo VII (fragmento) Ennodio
Opúsculo VII (fragmento)

"A nadie le cabe duda de que todo hombre que, por amor a la ley de Dios, ha dominado las seducciones de la concupiscencia carnal con un modo de vida ejemplar y ha arrancado de raíz, con la hoz de los mandamientos divinos, los sarmientos erróneos de su comportamiento para arrojarlos a un fuego que da vida, cultiva aquellas plantas que dan fruto y son de provecho para el arreglo de cuentas final, aquel en el que los preceptos divinos se cobran los intereses que han producido año tras año. A nadie le cabe duda asimismo de que ese hombre se congratula tanto de la autenticidad de su vida virtuosa como de la luz que irradia su buena reputación. Tampoco se debe sospechar que la antorcha de una conducta meritoria pueda ser extinguida por el soplo de la maledicencia, ya que el esplendor de una vida intachable, aunque sea mordido por el diente del envidioso, rechaza la sombra de cualquier habladuría venenosa. Las tinieblas que intentan extinguir una luz, se revuelven contra su autor; la difusión de la noche no acaba con el resplandor de las estrellas; la lucha contra las tinieblas contribuye a dar fuerza a la claridad; la presencia de la esfera lunar es más eficaz cuanto más se retira el día y encanta con su propia luz a medida que pone en fuga la ajena. No es enviado bajo jurisdicción externa el que asume por propia iniciativa la tarea de hacer luz sobre un asunto. "


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