El niño republicano (fragmento)Eduardo Haro Tecglen
El niño republicano (fragmento)

"Hay una ideología constante que se puede hacer arrancar de Rousseau, por no ir más lejos (a lo que llamamos cristianismo), y que llega en su desarrollo hasta 1968 y sus recuperaciones de temas anteriores, y llegando después a Rudi Dutschke o a los profesores italianos encarcelados después (Negri). Luego, se apaga como intento de crear una forma política permitida, pero no se agota. Puedo llamar a eso ser rojo.
Si me refiero a términos españoles, encuentro válidos los del Frente Popular, las diversas organizaciones antifascistas y la guerra civil, de Azaña a Durruti o Montseny, y más allá de ellos. Es el término aplicado por el enemigo con intención peyorativa, y yo creo que debo asumirlo, incluso en lo que ellos pusieron de más horroroso. En este montón de componentes está, naturalmente, la suposición de la igualdad y la fraternidad (no me atrevo a escribir la palabra libertad, de tan profanada como está siendo), la redistribución de la riqueza, la evaluación del trabajo humano, la consideración a las clases oprimidas desde las que consideramos aquí como connacionales -las bolsas de pobreza- hasta nuestros desgraciados visitantes de las pateras o las bodegas de los barcos donde les asfixia el grano de la carga; o a las lejanas personas que vemos morir todos los días de abandono, hambre y enfermedad en unos horizontes que no son lejanos cuando tratamos de bombardearles o de bloquearles. Históricamente, abarco desde la revolución francesa, sin excluir el Terror, hasta los mayas de México en Chiapas.
No ignoro las contradicciones que hay, internas, en cada uno de los factores que aludo, incluso a las guerras a muerte entre lo que podríamos llamar sus sectas. No las ignoro: me complazco en ellas, porque tienen una multiplicación de riqueza. Cuando ellos crearon el Movimiento sabían ya que las contradicciones entre sus valores eran cómicas; la democracia que conocemos hoy en España es un “movimiento”. Creo que la aportación de una izquierda contemporánea a sus valores anteriores sería este darle ese sentido de la contradicción posible, y reírse de la que pueda haber entre Marx o Kropotkin, porque no tienen sentido en la realidad. Son divisiones artificiales creadas por la dificultad de las tomas de posesión y de las vías. Son divisiones el feminismo, las oposiciones entre clases de edad, las asociaciones que limitan a gremios, oficios o fragmentos de territorio la cuestión de la injusticia. La cuestión de oposiciones entre más o menos oprimidos no conduce más que a las acusaciones mutuas de opresores y a la ceguera de creer que unos somos los verdugos de otros: aunque lo seamos en la práctica, obligados por el contexto social y por el sentido de concurrencia entre nosotros que los poderes han dado a la organización social: siempre y en todos los países o zonas geográficas, y cada vez más porque el sentido de unidad mundial que se está dando a las agrupaciones sociales cada vez mayores va por ese camino erróneo. "



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