La ciudad amarilla (fragmento)Julio Manegat
La ciudad amarilla (fragmento)

"La una. La ciudad se despereza de la mañana transcurrida en el trabajo; la ciudad se levanta sobre su recuerdo y busca y consigue y se realiza despacio, preparándose para iniciar la tarde y en la tarde la promesa del descanso, del olvido en el silencio y en la noche. La una. Las puertas se abren y se cierran y por ellas pasa una muchedumbre de anhelos, de pequeños y apretados minutos de libertad, más libres en su limitación, en su ardiente búsqueda de continuidad, de esperanza de romper con una cadena establecida día a día, sin descanso posible y sin posible interrupción. La ciudad se contempla a sí misma y se desarrolla y se complace y acoge a sus hijos que, en inmensas riadas, salen del trabajo y van a la vida para, como los nadadores en el extremo de la piscina, dar un giro brusco y retornar al trabajo. Se abren las calles y las puertas y el sol, el sol del veinticinco de marzo, se apiada y se desliza hacia los hombres y todos se saben menos solos en las calles de sol. La una de la tarde; cruzan y cruzan los coches ambiciosos y rápidos, y en los estribos de los viejos tranvías se aprietan sueldos y nóminas, adelantos y pagos por vencer, nombres y citas, remordimientos y luchas. "


El Poder de la Palabra
epdlp.com