Mararía (fragmento)Rafael Arozarena
Mararía (fragmento)

"Nos quedamos callados de repente, contemplándonos. La señorita se echó a reír, se fue hacia el espejo y comenzó a alisarse el pelo tontamente. Yo estaba muy confuso y por un momento me enfrasqué en la contemplación de aquel cuerpo que no paraba de moverse y que tan claro veía bajo el camisón. Por pensar me dio en la serpiente del demonio, y yo que en cuestión de mujeres nunca fui manco, sentí de pronto el susto de perder mi puesto en La Cantarrana, donde ya vivía mismamente como un rey. Decirle puedo, que no fue mucho el trabajo que me costó apartarme de Satanás en aquel momento. Quizá consideré que las piernas de la señorita Lucía eran demasiado flacas y no fue tanto el desconsuelo como para desencadenar un terremoto en mi cabeza. Así pensando, comencé a deslizarme de nuevo por la escalera, con afán de escabullirme cuanto más pronto mejor. Pero la señorita Lucía corrió hacia mí, con la cara encendida en un sofoco y los ojos espantados y me agarró por un hombro, y me clavó las uñas.
[...]
Corrió por la habitación y se apoyó junto a la ventana. No supe bien si lloraba o reía, pero entre los sonidos que brotaban de su boca le oí claramente la palabra patán.
Me dio lástima pensar que en verdad aquella mujer estaba loca. Coloqué las tablas cubriendo el agujero como una tapa y descendí a mi cuarto y me tumbé en la cama donde permanecí con el pensamiento puesto en don Lázaro y en la desdicha que sentiría de saber que su sobrina... En esto pensaba cuando me venció el sueño, cosa que por aquel entonces me ocurría fácilmente. Pero aquella noche estaba de Dios que no podría dormir como era mi costumbre, de un tirón y a pierna suelta. Algo vino a despertarme y me incorporé con sobresalto al ver a la señorita Lucía en pie junto a mi cama, con el fino camisón que le resbalaba por los hombros, con una bujía en la mano, mirándome con ojos llenos de complicidad y una temblorosa sonrisa. "



El Poder de la Palabra
epdlp.com