La casa de la araña (fragmento)Paul Bowles
La casa de la araña (fragmento)

"El cochero les miró ceñudo cuando subieron al vehículo. Desde el café la carretera descendía todo el tiempo. Los caballos no necesitaban estímulos para bajar a trote ligero. Una brisa fría barrió la ladera según bajaban hacia Bab Mahrouk; el día casi se había desvanecido en el cielo.
La hora del crepúsculo puede acercar a dos personas, haciéndolas sutilmente conscientes del presente, como puede enviar a cada una de ellas hacia la sima de sus propios recuerdos. Stenham iba pensando en una tarde, veinte años atrás, cuando siendo estudiante de primer curso en su período de vacaciones había bajado por esta misma carretera, más o menos a la misma hora (y tal vez incluso en este mismo coche, ¿quién podía saberlo?). Su ánimo en aquel entonces era de incuestionable felicidad. El mundo era hermoso, y la vida eterna, y no era necesario pensar en otra cosa. Ahora había cambiado, desde luego; pero estaba convencido de que el mundo también lo había hecho; parecía impensable que un joven de diecisiete años de esta época pudiera sentirse tan despreocupado, o encontrar en la vida la misma lírica dulzura que él había descubierto en su primera juventud. A veces, en el espacio de un suspiro, acertaba a captar de nuevo la misma realidad, un delicioso dolor que moría al poco de nacer, y eso le aportaba la prueba de que había una parte de sí mismo que aún yacía acariciada por la clara luz de aquellos días irrecuperables. "



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