El despertar (fragmento)Marjorie Kinnan Rawlings
El despertar (fragmento)

"Pensó que en cierto modo el fin del mundo podría ser como aquel hoyo. Folder-Wing había dicho que sería vacío y oscuro y que sólo las nubes osarían juguetear en torno a él. Pero nadie sabía con exactitud. Ciertamente, la sensación debería ser muy similar a alcanzar el borde de aquel orificio. Jody deseó fervientemente ser el primero en descubrir el misterio. Dio la vuelta a la esquina de la cerca. Salió de la carretera y tomó el camino. Era estrecho y asediado por espinosos zarzales. Fingió que ignoraba la presencia de aquel enorme socavón. Pasó justo al lado del cornejal. Era un punto de referencia. Cerró los ojos y silbó despreocupadamente. Puso sus pies ante él muy lentamente. A pesar de su determinación y de apretar los párpados con brío, no pudo avanzar más con los ojos cerrados. Se aprestó a abrirlos y caminó con enorme sensación de alivio los últimos pasos justo hasta el borde de la piedra caliza que preludiaba la sima.
Ante él se erigía un pequeño mundo. Un universo profundo y cóncavo, como un gran cuenco. Folder-wing decía que su origen había sido un oso tan grande como el mismo Dios y que, al tratar de arrancar del suelo una raíz de lirio, había creado aquel submundo. Jody sabía la verdad del asunto por su padre. La causa eran las corrientes subterráneas que circuncidaban la tierra y se arremolinaban bajo la superficie, cambiando sus cursos. Sucedía especialmente en el terreno en el que aflorara la piedra caliza, como aquí. La naturaleza de la piedra caliza era suave y se desmoronaba antes de que el aire hiciera mella en ella y la endureciera. En ocasiones, sin razón alguna, sin previo aviso, tras largas lluvias, un pedazo de tierra se hundía, suave e imperceptiblemente y entonces una ampulosa cavidad señalaba el lugar donde, oscuro e invisible, había corrido el curso del río. Algunas veces tenía pocos pies de profundidad y anchura. El hoyo de Baxter tenía sesenta pies de profundidad. Era tan amplio que el viejo rifle de Penny difícilmente podría acertar a una ardilla situada al otro lado del mismo. Su contorno parecía haber sido dibujado a propósito. Al contemplarlo, Jody sintió incluso más fascinación que al escuchar las fantásticas historias de Folder-wing.
Aquel agujero era más viejo que Penny Baxter. Penny solía contar que aún recordaba el tiempo cuando los árboles que se alineaban en torno a su empinada orilla no eran mucho más grandes que los árboles jóvenes. Ahora eran de un tamaño considerable. Una magnolia que crecía a mitad de camino hacia la orilla ostentaba un tronco tan ancho como la piedra de un molino con la que los Baxter molían su comida. Había también un nogal tan grueso como el muslo de un hombre. Un noble roble extendía sus ramas a través de la mitad del hoyo. Árboles más pequeños, liquidámbares y cornejales, olneyas y acebos, crecían exuberantes en torno a los bancales. Las serenoas alzaban sus largos tallos entre ellos. Los helechos gigantes crecían por doquier. Jody miró hacia un gran jardín mullido de hojas verdes, fresco y húmedo y siempre misterioso. El agujero se hallaba dispuesto sobre el árido matorral, justo en el centro de una isla pinácea, como un exuberante corazón verde esmeralda. "



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