La abadesa (fragmento)William Henry Ireland
La abadesa (fragmento)

"Marcelo informó á Magdalena de las amenazas de la Abadesa; y se conmocionó mucho más al oír que un juramento solemne le impedía declararle cómo había entrado en el convento. El terrible tribunal de la Inquisición la heló de terror; no por ella, sino por él. Con este peligro se imaginó si sería mejor esconder al Conde en el castillo, como mejor medio de librarle de las garras de sus enemigos. Bien conocía el carácter feroz de la Abadesa, y que era capaz de todos los medios más abominables por vengarse de los que la habían disgustado.
Magdalena dijo al Conde que era necesario consultar un médico, pero le dijo que no era necesario, que si le permitía permanecer en el castillo hasta el día siguiente, estaría en estado de volverse á Florencia; que tenía intención de hacer nuevos esfuerzos con el Duque para convencerle de la inocencia de su hija. Así se le concedió.
Durante el día se empeoró considerablemente el Conde, efecto de la carrera que había hecho para llegar al castillo, y de la agitación en que estaba por el temor de no poder reformar el mal concepto que había formado el Duque de él, de lo que pendía toda su felicidad. Magdalena se empeñó en que se recogiera, y él obedeció. También ella estaba muy inquieta por la salud de Marcelo y por sus peligros. Al anochecer se agravó el mal, y á las nueve de la noche dijo Gerardo que su amo tenía una violenta calentura. Magdalena hizo los mayores extremos en su asistencia. El pobre Gerardo lloraba su desgracia como un niño, y se desesperaba sin que lo contuvieran ni la presencia de Magdalena, ni las reconvenciones de Mariana. "



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