El criterio libertario (fragmento)Anselmo Lorenzo
El criterio libertario (fragmento)

"Males enormes, tiranías espantosas existen que cuentan siglos ya de dominación, y que en su origen alborearon como luz de dulce consuelo precursoras de esplendente sol de justicia; su mal mayor no consistió en la sangre y en las lágrimas derramadas, ni siquiera en el desengaño en que se trocó la esperanza, está en ese pesimismo corriente que han producido, con que sistemáticamente se acoge todo lo bueno, en esa sonrisa escéptica, especie de mueca mefistofélica, con que por fanatismo misoneísta se acoge lo nuevo, en ese suicida criterio con que se rechaza la verdad; en esa testarudez con que se cierran los ojos a la luz; hasta se halla, y llamo principalmente la atención de la juventud de este centro como un peligro que amenaza en general a la juventud ilustrada, en esa novedad de la superhombría, que si pudo hablar de ella un hombre como Nietzsche, se convierte en pretexto de vanidad y de soberbia en los que sin genio para ser figuras de primer orden se convierten en sectarios con todos los inconvenientes del sectarismo, incurriendo además en vergonzoso ridículo; me refiero a los que, parodiando a Taine, se consideran como finos atenienses y tratan a todo el mundo de palurdos y beocios. Si, fracasaron las religiones, fracasó la filosofía, fracasó la democracia, y fracasaron porque en todos esos ideales muertos, y bien muertos, aunque todavía existan las instituciones que crearon, aunque se mantengan levantados sus altares, sus cátedras y sus comicios, quedó un germen de privilegio que creció protegido por el prestigio de las nuevas ideas que le cobijaban, de las que tomó el aparato exterior y la nomenclatura, dejando subsistente el núcleo generador, al que hemos de llevar la acción eminentemente salvadora de la negación anarquista.
La Anarquía niega a Dios, supuesto autor del bien y del mal, que justifica la existencia de un moderador y justiciero, principio dogmático de todas las religiones, base única de la autoridad, excusa del privilegio, alcahuetería de las desigualdades sociales; niega el Estado, por consiguiente, y no acata una forma legal de la propiedad que es pura usurpación y despojo, en favor de los propietarios, de la parte que en el patrimonio universal corresponde a todos los injustamente desheredados. "



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