El ojo en la puerta (fragmento)Pat Barker
El ojo en la puerta (fragmento)

"Prior se alejó. Oyó el griterío de Spragge, pero en su ira no prestó atención a las palabras. Pensó que Spragge quizá lo siguiera, y que si lo hacía, aquello acabaría en pelea. Spragge era más alto, pero más viejo y más fofo. En todo caso a Prior le traía sin cuidado. En realidad quería pelea. La cara de Spragge flotó ante él: su nariz un poco bulbosa, la pátina de sudor, los poros dilatados en torno a la nariz, el vello gris asomando por los orificios nasales. Nunca antes, salvo en el sexo, había experimentado tan intensa conciencia del cuerpo de otra persona. Lo que sentía no era simple antipatía, sino un aborrecimiento íntimo, obsesivo, profundamente físico.
Ya de vuelta en el piso, se enjuagó la cara con agua fría y, un poco tembloroso, se tumbó en la cama. Ahuecó las almohadas a su espalda y buscó a tientas un cigarrillo en el bolsillo de la guerrera. Ahí no encontró ninguno. Recordó entonces que antes se había puesto el abrigo. Se levantó, buscó en los bolsillos y sacó una caja de puros. Él no fumaba puros. Pero debía de haberlos comprado, y bien había fumado, o bien le había ofrecido a alguien, porque faltaban dos. Igual que debía de haber quedado con Spragge. Éste no habría mentido acerca de eso. Habría sido demasiado evidente, demasiado fácil de desmentir. No, seguro que había quedado. Dios sabía cuándo, o por qué.
Se levantó de la cama, notando las palmas de las manos pegajosas. Se acercó a la puerta de entrada y cerró con llave; luego se quedó inmóvil con la espalda apoyada en ella, contemplando la puerta entreabierta de su dormitorio al otro extremo del pasillo oscuro, sintiendo un momentáneo alivio por estar encerrado, aunque enseguida se dio cuenta de que eso era absurdo. Si algo había que temer, estaba de ese lado de la puerta. "



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