El vividor (fragmento)Benjamín Prado
El vividor (fragmento)

"Una noche, de pronto, abro un libro tuyo
Por darle una sorpresa a mis recuerdos.
Playas,
sirenas,
ángeles,
barcos,
Neruda,
Lorca…
Lo mismo que emigrantes que regresan a casa
las palabras vuelven a sus poemas
y ocupan su lugar.

Hace mucho que tú te has ido y yo soy otro,
pero éste también te echa de menos:
el hombre que ya sabe que al día de mañana
sólo llega quién cambia a tiempo de pasado,
que escribir es irse quedando sin palabras
y ser libre
que nadie sepa dónde irte a buscar,
no ha olvidado nada de lo que me enseñaste.

Siempre que pienso en ti y en mí somos felices,
tú aún no has intentado corregir tu destino
igual que si escribiéndose otro nombre en la mano
pudiera uno alterar lo que le espera,
y yo soy todavía
tan joven
que esos años
son la suma
de las cosas que hice cuando aún no era yo.

Todo ha sucedido muy deprisa.
Tampoco están ya en este mundo Ángel González,
Octavio Paz o Jaime Gil de Biedma.
Se han inventado máquinas que cuesta imaginarse
en tus manos: Alberti y su ordenador,
su teléfono móvil, su whatsapp… En resumen,
antes de ahora, nunca habíamos estado
tan cerca del futuro.

Yo he publicado libros de poemas, ensayos
y novelas, pero haga lo que haga
tu nombre, en general, se asocia al mío
y en mis lecturas suele ser normal que me pidan
que recite en los bises “Lo mismo y lo contrario”
o que les hable de nuestra amistad.

Si he de serte sincero, en la España de hoy
no se te lee mucho,
se podría decir que has pasado de moda.
Pero ellos se lo pierden: en mi caso,
hablar de poesía y no pensar en ti
es tan difícil
como hablar de la lluvia y no mirar al cielo.

Por lo demás, el mundo ha ido a peor:
la conciencia política ha desaparecido,
la usura nos controla y las banderas
no son más que la unión del viento y las mentiras.
Hay millones de seres que avanzan como sombras
que buscasen un cuerpo al que pertenecer.

No sé que decirte.
Tal vez que soy feliz, dentro de lo que cabe.
Que algunas veces paso al lado de tu estatua
en el Puerto de Santa María y siempre pienso
que tenías razón: hay que vivir
del lado de la gente, día a día,
sin perder un minuto, con los pies en el suelo
y una luz roja en el corazón.

Si lo que ves no es justo, lucha para cambiarlo.
Si un sueño te tiene, hazte realidad. "



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