Bingo Palace (fragmento)Louise Erdrich
Bingo Palace (fragmento)

"Después de cerrar la puerta tras Lipsha Morrissey y oír cómo su furgoneta se alejaba por el patio, Shawnee dio media vuelta y regresó directamente a su habitación. Se quitó la camisa de golpe haciendo saltar un botón y eligió otra sacudiendo el tejido bruscamente. Blasfemó con impaciencia y voz monocorde, sorprendiéndose a sí misma. Se enfundó unos pantalones vaqueros limpios y luego los arrojó a una esquina de una patada. Arrancó un vestido violeta de una percha y se sentó en el borde de la cama mientras arrugaba la tela contra su estómago. Torció el gesto y extendió las manos entre las piernas, con las palmas contra los muslos. Con la respiración entrecortada, apoyó las manos en el regazo para recomponerse. De pronto, estiró los brazos, golpeó el colchón, abrió y cerró los puños delante de los ojos y se abofeteó las mejillas con tanta fuerza que rompió a reír.
Se tiró al suelo deliberada y ansiosamente, y se puso a hacer flexiones; después, se tumbó boca arriba con los pies enganchados bajo la estructura de la cama. Con los ojos encendidos y clavados en las costuras del edredón azul de algodón con estampado de estrellas, continuó haciendo ejercicios abdominales. Hizo cien, con las manos cruzadas sobre el pecho, y luego se dejó caer lentamente sobre la pequeña alfombra oval hecha de retazos y se llevó las manos a la cara.
Se figuraba que era pura chiripa que una se enamorara de la persona que le convenía. O que esa persona te amara de un modo idóneo para hacerte feliz, de la mejor manera para encajar en el mundo. ¿Dónde estaba ese Don Perfecto del que hablaban todas las revistas? Ella siempre se lo había imaginado como uno de esos personajes que aparecían ilustrando su libro de Historia del instituto, o en una fotografía al final del capítulo acompañado de una breve biografía en su libro de Lengua. Iluminado a contraluz, sonriente y con cada pelo en su sitio, con la fecha y el lugar de nacimiento impresos con esmero al pie del retrato de estudio, ésa era la imagen del hombre con quien se casaría.
Lyman encajaba en ese estudiado espacio como si ya hubiera revelado el negativo. «Lyman Lamartine, jefe del bingo», rezaba el pie de foto. En estricta oposición a la sonrisa satinada, sin embargo, le obsesionaba ahora una fotografía de Don Nefasto. Cuando fue a visitar a Marie Kashpaw al apartamento de Lulu Lamartine, Shawnee no pudo apartar la mirada de la franqueza sin sombras del enmarcado cartel de «Se busca» del padre de Lipsha Morrissey, en el que se había corrido la tinta. Sus ojos quedaron atrapados en la estantería y su cerebro no pudo evitar buscar parecidos. "



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