Chaqueta blanca (fragmento)Herman Melville
Chaqueta blanca (fragmento)

"El destacado papel desempeñado por el despensero en la frustrada venta de mi chaqueta me recuerda lo importante que es a bordo de un buque de guerra la figura de dicho funcionario. Él es la mano derecha del contador, su hombre de confianza y su secretario, a quien confía todas sus cuentas con la tripulación, mientras que, en la mayoría de los casos, él permanece cómodo y a gusto en su camarote privado hojeando un montón de periódicos en lugar de echar mano de sus cartapacios.
De todos los no combatientes que hay a bordo de un buque de guerra, el contador es, quizá, el de mayor importancia. Aunque no es sino un miembro más del rancho de la santabárbara, la costumbre parece asignarle una posición algo superior a la de sus iguales en rango naval: el capellán, el cirujano y el maestro. Es más, a menudo se le ve hablando largo y tendido con el comodoro, que en el Neversink, como llegó a saberse, se mostró en más de una ocasión ligeramente chistoso con el contador. Varias veces fue también convocado al camarote del comodoro, y ambos permanecieron encerrados en él durante varios minutos. Y no recuerdo que jamás tuviera lugar una reunión de consejo de los barones de la cámara baja, los tenientes, en el camarote del comodoro, en la que no participara el contador. Sin duda, el hecho nada baladí de tener a su cargo todos los asuntos financieros de un buque de guerra le confiere la gran importancia de que disfruta. De hecho, en todo sistema de gobierno —tanto monarquías como repúblicas— nos encontramos con que el personaje que dirige las finanzas ocupa invariablemente una posición de mando. Así, en lo referente al rango, el ministro del Tesoro de los Estados Unidos se considera superior a los titulares de los otros departamentos. Asimismo, en Inglaterra, el verdadero cargo que desempeña el propio premier es, como sabe todo el mundo, el de primer lord del Tesoro.
Ahora bien, subordinado a este alto cargo de Estado, se halla el funcionario conocido como despensero, que es el jefe de los asuntos financieros de la fragata. En la cubierta de alojamientos tenía una verdadera sala de contabilidad, llena de cartapacios, registros y diarios. Su escritorio estaba tan invadido por el papeleo como el de cualquier comerciante de Pearl Street, y dedicaba mucho tiempo a las cuentas. A través de la ventana de su oficina subterránea se le podía ver, hora tras hora, escribiendo a la luz de su lámpara perpetua. "



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