De Concupiscencia "El toro violador y la paloma, con las mórbidas formas de una poma y el escudo anguloso de un escita. Será otro yo, y así, será exquisita la unión. No dejaremos ni una coma en donde estaba antes, y aun la Roma de Nerón aparecerá marchita. ¿«Noverat iam luxuriam…»? Las bacantes serán vestales, y piadosas preces sus gritos: ¡nadie gana a dos estetas! Danzando sobre él con pies sangrantes, quebraremos mil veces y mil veces el cristal que cantaron los poetas. Me pregunto si es cosa de la edad o fruto de una mente depravada; en uno u otro caso, jamás nada puede apartarme de mi única idea. Cada cosa que miro se recrea; la inocencia del mundo, transformada, me estremece; la carne delicada se pudre con extraña enfermedad. Suena un violín, y yo escucho un gemido; miro andar a mi gato, y sólo veo el movimiento firme y repetido; oigo al viento soplar, y oigo un jadeo. y un mundo diferente, enfebrecido, agita con su vista mi deseo. No comprendo. La sed del agua fría se calma al tercer trago; la del vino, otro tanto, y el paladar más fino se cansa del manjar que requería. El sueño acaba al empezar el día, y la pereza al verse en el camino; todo anhelo se va tal como vino apenas toma lo que pretendía. Y sin embargo hay una sed extraña que mantiene sin fin toda su saña… Quizá sean cosas de la adolescencia, pero devoré anoche la manzana y de nuevo me hallaba esta mañana trémula toda de concupiscencia. " epdlp.com |