La canción de Dorotea (fragmento)Rosa Regàs
La canción de Dorotea (fragmento)

"Todos esos detalles, por pequeños que fueran, los fui extrayendo de la memoria a mi llegada a Madrid, cuando fui a cenar con mis amigos Teresa y Julián. Ella era profesora adjunta en la facultad y él, aunque era abogado, no ejercía, sino que ocupaba un puesto en el Ministerio de Hacienda. No éramos grandes amigos, pero salíamos a cenar de vez en cuando. Al acabar de contarles toda la historia, Julián ni siquiera me dejó acabar: "Tienes poco que hacer porque se ha sobreseído el caso", dijo, "a no ser que quieras meterte en una investigación y consigas alguna prueba. Me has dicho que tienes una copia de la denuncia, ¿no?" "La tiene el abogado." "De todos modos, aun con ella, un juez ha sobreseído el caso, ¡déjalo ya!, no vas a sacar nada.
Porque el joyero alegará y presentará documentación según la cual entregó la fotocopia del carnet de identidad de Adelita, así que al cabo de un mes era libre de hacer con la joya lo que quisiera, habiéndola pagado y cumplidos los requisitos que exige la ley. En cuanto al policía, que tras esa información no te lo comunicó, dirá que sí lo hizo y siempre será tu palabra contra la suya." Y añadió: "No recuperarás la joya, y si lo único que pides es justicia, es difícil que la obtengas únicamente con tu declaración." Repetí otra vez todo lo ocurrido al responder a las innumerables preguntas que me hizo Gerardo a primera hora de la mañana cuando hablé con él, antes de ir a la facultad. Lo había llamado con impaciencia por la noche en cuanto llegué a Madrid, pero saltó el contestador, y aunque le dejé un mensaje, debió de haber llegado muy tarde y quizá no quiso despertarme.
Al día siguiente, cansada y ojerosa porque apenas había dormido, respondí con paciencia. "



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