El domingo rojo (fragmento)Maksim Gorki
El domingo rojo (fragmento)

"La emoción aumentaba en todas partes y se hacía cada vez más intensa. Surgían ante todos multitud de problemas, vagos aún, pero precisos, pero cuya gravedad todos sentían, así como su profundidad, su importancia y la necesidad urgente de encontrarles respuesta a toda costa. Y el fuego de aquella emoción parecía consumir y deshacer completamente la fe en aquel socorro externo, que por ellos, algunas horas antes, había sido considerado algo bienhechor y todopoderoso.
Por el centro de la calle marchaba una mujer gruesa, mal vestida, con expresión de madre y grandes ojos tristes. Lloraba y, sosteniendo con su mano derecha su mano izquierda ensangrentada, decía:
-Ved..., ved cómo acaban de mutilarme... ¿Cómo voy a trabajar ahora? ¿Cómo daré de comer a mis hijos?... ¿Y a quién puedo quejarme?... Mis queridos hermanos, ¿en dónde están los defensores del pueblo, si el mismo zar se pone frente a él?... ¿A quién vamos a ir con nuestras penas?...
Sus preguntas, formuladas con claridad y en voz alta, parecieron despertar a las gentes, llenándolas de nuevas turbaciones y de inquietudes nuevas. Todos la escuchaban atentamente y con aire taciturno.
-Entonces -seguía-, ¿el pueblo está solo, sin defensa? Entonces, ¿no existen leyes para él, ni socorros, ni fuerza alguna que auxilie? ¿Cómo vamos a vivir ahora? ¿En quién podemos confiar?
A su alrededor, la gente permanecía en silencio. De vez en cuando se oía un suspiro. Algunos, en voz baja, proferían juramentos de maldición.
Desde lejos llegaron más voces.
-¡Sí, ved cómo se nos ha ayudado! ¡A mi hijo le acaban de romper una pierna!
-¡La pobre mujer ha muerto! La han matado.
-¡Petruja ha muerto también!
Aquellos gritos eran múltiples, llenaban la calle, herían como látigos los oídos y despertaban un deseo de venganza, una cólera sorda, la necesidad apremiante de defenderse contra los asesinos. Los rostros pálidos parecían animados por una decisión firme. "



El Poder de la Palabra
epdlp.com