Contra las cuerdas (fragmento)Ferrán Torrent
Contra las cuerdas (fragmento)

"Salió del garaje municipal y atravesando el puente se metió por la Gran Vía del Marqués del Turia. A mano izquierda, al principio de la Gran Vía, observó el enorme rótulo de Bancafrans.
La Gran Vía y las calles adyacentes eran los lugares en los que la actuación de los empleados de la grúa municipal alcanzaba la máxima gloria. Y a esta dificultad se añadía ahora la ocurrencia consistorial de los contenedores de basura, que, además de la pestilencia de connotaciones eróticas con que obsequiaban al vecindario, obstaculizaban excesivamente la sufrida búsqueda de un hueco en donde dejar el llamado «utilitario». El detective repasó la Gran Vía por tres veces buscando un aparcamiento, travesía que le ofreció la oportunidad de conocer, de paso, a los muchachos de la «movida valenciana», estacionados en la plaza Cánovas: pollitos atildados con pulcritud deportiva tomaban jarras de cerveza apoyados en las carrocerías de los coches de la placita. Eran jóvenes, adolescentes no excesivamente preocupados por futuros inciertos. La movida valenciana es cosa de la Gran Vía, referente inequívoco de cualquier estupidez venida por la N—3. Todos los caminos llevan a la periferia, rumió el detective.
Butxana escupió por la ventanilla del coche; tenía la boca agria de tanto fumar. Tomó por una calle paralela y descubrió, gracias a un repartidor de butano aparcado en doble fila, cuatro metros de asfalto despoblado. Lo del repartidor era otra movida bien distinta, dedujo el detective observando la empapada piel del empleado del gas.
El hall de Bancafrans se componía de un suelo y unas paredes de mármol ligeramente oscuro con salpicaduras grises, rodeado de ficus y palmeras de plástico y con un vigilante jurado con aspecto de fisonomista de casino de juego.
La soledad del guardia estaba avalada por dos puertas automáticas, la de la calle y la de las oficinas interiores, que permanecía cerrada. Se abrió cuando el guardia se lo indicó con un gesto al empleado de la mesa de información. Una vez franqueada la puerta, terminaba la responsabilidad del vigilante.
Butxana se dirigió a información. "



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