Mi pequeña guerra (fragmento)Louis Paul Boon
Mi pequeña guerra (fragmento)

"Esta es una historia sin añadirle una palabra para hacer literatura y sin quitarle una palabra que pudiera resultar ofensiva a quienes por excesivo temor a atravesar la vida la viven con los ojos y los oídos cerrados, tal y como me fue contada por Gastón, que fue detenido y metido en la Celda Oscura, 9 días seguidos con cadenas en manos y pies (cuando llueve todavía se ven las marcas) y sin poder mear o cagar. Y al 9.º día no aguantaba más y se meó y se acercó rodando a la puerta e intentó golpearla con los pies y entonces lo empujaron en su propio pis. Y fue interrogado por los mismos hombres que lo habían detenido y dijo que no sabía nada, que únicamente había encontrado una nota en su buzón, entonces sacaron de un armario un objeto simpático, que en un primer momento él miró con asombro, y se lo pegaron a la cara, en un principio no sintió nada, no dolió, pero al cabo de unos segundos fue plenamente consciente, aquello era una lámina de caucho que se extendía y luego se encogía arrancándole así la piel de la carne. Después le encerraron en La Soledad y todos los días tenía que ir a la lámina de caucho, de modo que con el tiempo al recorrer-los-pasillos-de-ida-y-vuelta empezó a pensar: ojalá estuviera ya metido en mi celda. Entonces amenazaron con mandarle al millioenenkwartier, donde había una mansión en cuyo sótano había cámaras de tortura. Entonces cantó. Ja, les contó una trola y qué hostias se la creyeron. Y a la larga pudo comunicarse con alguien de otra celda a través del tubo de la calefacción, y dijo: me llamo Gastón, y el otro dijo: yo me llamo André, y contó cómo se llamaba su mujer y de qué ciudad era y que en su jardín había plantado tabaco, y el otro dijo: yo también. Y luego deseó ver a André e hizo trampa después de salir al patio, hizo como si se equivocara de celda y miró por la ventanilla, de apenas un meñique, y dijo: hola, André, y André dijo: hola, Gastón. Y se sintió feliz. Entonces le llevaron a otra cárcel donde había 3 celdas una encima de otra (y yo asentí con la cabeza, porque José me había contado lo mismo, pero en el caso de ella fue en Vorst y en el de él en St. Gillis), y a veces ocurría, él escuchó unos 4 casos, que desde una de las celdas superiores alguien se tiraba por la barandilla. Y un domingo por la tarde, cuando solo había 1 o 2 guardianes, rompieron el cristal de la ventanilla de forma que podían levantarla y ver a cualquiera que recorriese el pasillo, y así empezaron a conocerse cara a cara entre ellos. Y había un enchufe que quitaron y a través del cual podían hablar con los compañeros, pero lo pillaron y lo golpearon con una llave inglesa hasta dejarle sin dientes y en adelante tuvo que tragar la comida sin masticarla, se le quedaba como una bola en el estómago y él no paraba de retorcerse de dolor (ya, pero eso no era nada, porque a otro lo colgaron por los pies y le pegaron con la lámina de caucho y le destruyeron el pecho y luego lo mandaron a casa, aunque estaba condenado a muerte, habría sido mucho mejor que le pegasen un tiro, entonces habría podido exclamar Viva Bélgica y morir como un héroe, y su mujer habría cobrado una pensión, en cambio ahora está en su casa muriéndose en su silla que le cuesta sus últimos céntimos y ¿qué va a obtener de parte del gobierno?), y al final tuvo que ir a Merksplas, donde estuvo bastante bien porque podía recibir paquetes, pero después tuvo que ir a la costa francesa para trabajar y llevar sacos de cemento, caminando en zuecos, y cuando los zuecos estaban desgastados en calcetines y luego con los pies desnudos, al principio al llegar había chaquetas y pantalones colgados en los árboles, a consecuencia de los bombardeos, imagínate qué impresión. Fue un infierno, de verdad, un infierno. "


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