Monte a través (fragmento)Peter Stamm
Monte a través (fragmento)

"Por fin aclaró y Thomas pudo ver que había estado caminando todo el tiempo en paralelo al lago en dirección al oeste. Tomó entonces el siguiente camino vecinal que lo llevaba hacia el sur, cruzando una cumbre boscosa. Al borde de un claro pantanoso había varios robles muy antiguos cuyas ramas torcidas parecían, bajo la luz crepuscular, las garras de unos seres de fábula. Otra vez el camino ascendía, más tarde el silencio del bosque cedió paso de repente al rumor del tráfico, y Thomas se encontró en un mirador con una cruz y unos bancos, desde el cual podía ver, enfrente, el lago, mientras que a su derecha se extendía una amplia zona industrial con una ciudad de fondo. Había querido bordear el lago por su extremo oriental, pero ahora cobraba conciencia de que se había alejado varios kilómetros de la ruta planeada.
La empinada pendiente que tenía delante estaba toda edificada con casas dispuestas en terrazas. Se apresuró a atravesar la zona residencial. Luego enfiló por el llano rumbo al lago, pasando junto a edificios comerciales y bloques de viviendas. Allí, en el juncal, podría ocultarse durante el día mejor que en el bosque situado en la colina. Delante de un edificio residencial bastante deteriorado había un huerto con trazas de abandono. En uno de los canteros crecían algunas plantas de calabacines, y bajo las hojas blanquecinas a causa del rocío había una docena de frutos enormes, ya teñidos de amarillo. Thomas miró a su alrededor, trepó la valla y arrancó uno. Lo escondió bajo la chaqueta y siguió andando en dirección al lago.
Junto a la orilla había un camping. En el edificio de la recepción las persianas metálicas estaban bajadas. En un papel había un número de móvil al que se podía llamar durante las horas de apertura indicadas. No se veía a nadie en los alrededores. La mayoría de las caravanas parecían pertenecer a arrendatarios de larga estancia, estaban calzadas sobre tacos, tenían marquesinas, antenas de satélite en los techos y pequeños jardines delanteros con flores. Thomas había tenido la intención de echar una ojeada en busca de algún refugio, pero al ver en el borde de una franja de juncos un pequeño bote de remos, tomó una rápida decisión y se planteó llegar remando a la orilla opuesta del lago, en la que había menos edificios.
En ese punto el lago no tenía más de un kilómetro de ancho, pero le costó mantener el rumbo con aquel pequeño bote y avanzar. Unos aislados velos de niebla flotaban sobre el agua en calma. Incluso a esas horas de la mañana, el lago irradiaba un cansancio, una inercia y una gravidez que contagiaban a Thomas. Cuando se volvió para comprobar el rumbo, vio no muy lejos una embarcación de motor con una pescadora a bordo que recogía una red sostenida en el agua por una extensa hilera de bidones de plástico de color blanco. Thomas meditó acerca de lo que diría si la pescadora se dirigía a él, pero la mujer ni siquiera le prestó atención, iba recogiendo la red con movimientos repetitivos de la mano, al tiempo que liberaba los peces, que se sacudían mientras su barca se iba alejando con un tenue traqueteo.
A pesar del esfuerzo que le suponía remar, Thomas temblaba debido al frío que ascendía del agua. Pero antes de que alcanzara la otra orilla, el sol salió y el ambiente se tornó más cálido. Había puesto rumbo a un punto cubierto de bosque, pero no fue hasta aproximarse a él que descubrió que se trataba de la desembocadura de un río. Estando incluso a cierta distancia podía percibirse el ligero movimiento de la corriente, el agua turbia del río se mezclaba poco a poco con el agua clara del lago.
No consiguió remontar la corriente, que era demasiado fuerte. En una playa de grava rodeada de maleza y algunos árboles, bajó de la embarcación y la arrastró a tierra. Se sentó sobre un tronco sin corteza arrojado por las aguas y, con la ayuda de su pequeña navaja, cortó en pedacitos el calabacín y fue retirando las semillas. "



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