Ánima (fragmento)Wajdi Mouawad
Ánima (fragmento)

"Habían jugado tantas veces a morirse el uno en los brazos del otro, que al encontrarla ensangrentada en mitad del salón se echó a reír, convencido de estar asistiendo a una representación, a algo grandioso que consiguiera sorprenderlo esta vez, anonadarlo, pasmarlo, hacerle perder la cabeza, quedarse con él.
Por la mañana, tras darle la bolsa de plástico amarillo, ella había dicho en tono jovial compra atún porque el-atún-es-bonito, pero era evidente que estaba muerta, pues tenía los ojos abiertos, la mirada fija y, entre las manos, la herida, el cuchillo clavado en el sexo.
Quitadme la tierra de encima, quiso gritar, como el día ya lejano en que unos hombres lo enterraron vivo.
No debo llorar, se había dicho, si lloro, si grito, empezarán de nuevo, me sacarán, me matarán y volverán a meterme dentro. Y allí, de pie en mitad del pasillo de la entrada, perdiendo la noción del tiempo, se quedó quieto, sin respirar, por miedo a que todo volviera a empezar, a que ella muriese otra vez, algo absurdo, a fin de cuentas, ya que estaba muerta sin duda alguna, con las manos aferradas a la hoja, ramo de flores sobre su vientre destripado. Ignoro si intentó retirar el cuchillo durante la agonía, pero si lo hizo tuvo que morir antes de conseguirlo, pues el esfuerzo exigía demasiada sangre. Estoy seguro de que él imaginó los últimos latidos de su corazón, pez gato en mitad del pecho, abandonado a sí mismo, arrastrado hacia las profundidades. Estoy seguro de que imaginó fluir su sangre por última vez, fuga desbocada, ciega, a través del dédalo de venas para brotar como una carcajada por la herida abierta de su sexo, donde el cuchillo se había clavado y clavado y clavado y vuelto a clavar. "



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