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Mäusefest (fragmento) "Moise Trumpeter se sienta en la pequeña silla en la esquina de la tienda. La tienda es pequeña y está vacía. Probablemente porque el sol, que siempre sale, necesita espacio y la luna también. Él siempre entra cuando pasa por aquí. Lo mismo ocurre con la luna. Entró la luna por la puerta, el timbre de la tienda sonó solo una vez y muy silenciosamente, pero tal vez no porque entrara la luna, sino porque los ratoncitos corrían y bailaban sobre las delgadas tablas del suelo. Así que la luna ha llegado y Moisés ha dicho: ¡Buenas noches, luna! dijo, y ahora ambos están mirando a los ratones. Pero cada día es diferente con los ratones, a veces bailan así y a veces así, y todos con cuatro patas, cabeza puntiaguda y cola fina. Pero querida luna, dice Moise, eso no es todo, todavía tienen este cuerpecito, ¡y todo lo que hay en él! Pero quizá no lo entendáis, y además no es diferente cada día, siempre es exactamente lo mismo, y eso, creo, es lo que resulta tan sorprendente. Será más probable que cada día seas diferente, aunque siempre entres por la misma puerta y siempre oscurezca antes de sentarte aquí. Pero ahora guarda silencio y presta mucha atención. Ya ves, siempre es lo mismo. Moise ha dejado caer un mendrugo de pan a sus pies y los ratones se acercan corriendo, uno tras otro, algunos incluso se levantan y husmean un poco el aire. Ya ves, así es. Siempre lo mismo. Los dos ancianos están sentados allí, felices, y al principio ni siquiera oyen que la puerta de la tienda se ha abierto. Sólo los ratones lo oyeron inmediatamente y salieron corriendo, lejanamente y tan rápido que no se podía saber hacia dónde corrían. Hay un soldado, un alemán, de pie en la puerta. Moise tiene buenos ojos, ve a un joven, un colegial, que en realidad no sabe qué quiere aquí, ahora que está parado en la puerta. "Veamos cómo está el pueblo judío", debió pensar afuera. Pero ahora el viejo judío está sentado en su pequeña silla y la tienda está iluminada por la luz de la luna. " epdlp.com |