Un baile de máscaras (fragmento)Sergio Ramírez
Un baile de máscaras (fragmento)

"Ahora, en semejante facha, el Emperador Maximiliano vendía de puerta en puerta el páramo azul del mar, desde la reventazón de las olas hasta la última lontananza que alcanzara la vista; pero los desatinos que empezaron a descalabrar su cabeza habían aparecido de una manera que no podía saberse entonces si eran avisos de locura o apenas galantería cerril. Montado en un animalito mostrenco sin estampa ni alzada, que arrendaba con garbo y altanería como si se tratara de uno de aquellos corceles de belfos ansiosos y crin flamígera del carrousel, entraba a la sala donde las hijas de tu abuelo Teófilo, entonces solteras, pasaban en reclusión sus vacaciones, y a cada una le entregaba una gladiola del manojo empapado que llevaba apuñado contra el pecho, en tanto la humilde bestia cómplice, sofrenada con gracioso ardid, se contenía de causar destrozos, y muebles, adornos y floreros quedaban intactos en su sitio cuando el caballero, tras cumplir de aquella manera sus lisonjas, saludaba airoso con el sombrero, bajaba por las gradas de la acera y se iba al trote abierto, el caballito dejando su rastro fresco de cagajones y levantando tras de sí un gran polvasal. "


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