El verano de los flamencosJesús Javier Lázaro Puebla
El verano de los flamencos

"Esta es la tierra quieta, la que no tiene dueño.
Os voy a mostrar las verídicas manos
Que moldean el corazón del hombre,
Las lejanas termitas cortan las flores para todos los muertos
Y abren las lluvias con sus veleros de arena.
Efímeros árboles crecen en la garganta como cristales de sal.
Alguien tira de la soledad, caen los caballos del horizonte,
Su ceniza circular lleva el estrepito de los abandonados.
Los niños salen del invierno con sus herraduras de espinas;
El canto del guerrero desnudó la noche
y la sangre era una compacta cuerda
que arrastraba la densa cornamenta de la muerte.

Ahora tú puedes mirarme como si estuviera vivo,
Mis arterias y este río se entrelazan
Como un animal que lamiera la inmensidad del vacío.
Ven, tiende las manos a la lluvia, oye aquello que aclama sin cesar,
Entra luego en la espesura donde los ojos resplandecen,
Nos asustan como los gritos de la desolación
Al despertarse ante los negros muros de la tierra."



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