Los burgueses de Calais (fragmento) "En torno a la fuente de Médicis, el ramaje de los plátanos enrejaba las cúpulas de la Sorbona y del Panteón. Rodin había moldeado La edad de bronce cuando tenía treinta y cinco años y vivía con Rose, su compañera, en las afueras de Bruselas las, en una casita junto al bosque de Soignes. Había trabajado en compañía de los árboles, se había resguardado en verano buscando su fresco, en invierno se había calentado con su madera y había utilizado las cenizas para abonar el huerto. Allí concebida, su estatua viviría a gusto junto a aquellos gigantes hechos de ramas y temblores que recordaban a los parisinos, con autoridad cordial, que el mundo existe. Cerca del Senado, y más arriba que la cámara alta, el bosque galo tenía varios delegados, hayas y castaños de larga melena que se estaban de brazos cruzados ante la representación nacional. Aquel pensamiento le alegraba. Se imaginaba, en la primavera siguiente, la silueta nacida de sus manos recortándose sobre un azul o un gris cambiante entre las embajadas rumorosas. La cabeza del efebo, sus miembros y su cuerpo libre se bañarían en corrientes frescas, pólenes, hojas y perfumes. Rodin se sentó en un banco, sacó la mano derecha del guante que la recubría, rescató un pequeño cuaderno del abrigo y se puso a dibujar con trazos rápidos y ligeros. El croquis prefiguraba el emplazamiento deseado, enseguida que pudiera lo pondría bajo la nariz del funcionario municipal encargado de las cuestiones artísticas. Si era necesario, pensaba hablar de ello con alguno de los conocidos que tenía en las altas esferas." epdlp.com |