Este día cualquiera, de La Sed InnumerableCésar Brañas
Este día cualquiera, de La Sed Innumerable

"Hoy, veinte de marzo del año tal,
yo estoy vivo, en mi país, en mi ciudad,
o en qué ciudad no importa. ¡Mañana no!
Sé que lejos laten ríos violentos,
sé que cerca se alzan montes huraños
con un azul de ojos de niño exótico,
que en alguna parte no terminan de tenderse
sin término llanuras, praderas, marismas,
¡ah, el mar, que también existe, más allá!

Es decir, la tierra con su variedad,
con su fortaleza, por soles, nieves ultrajada,
por huracanes, cataclismos, hombres,
y en la noche, naufragada y palpitante,
entre negras sábanas a fornidos dioses entregada,
exhausta.

Y yo vivo en medio de esta procelosa maravilla
y tengo un nombre, un oficio, un deber
y tempestades de deseos, aquí, secretamente,
en la voz ahogada, prisionera.

Y yo respiro, y ando, y caigo, y giro
y vuelvo a ver los árboles sedientos
y los pájaros disparados
en la embriaguez de la música del viento
y estoy inmóvil y absorto y maravillado
de un día más en el pecho ardiendo.

Hoy veinte de marzo
junto a mujeres primaveras indiferentes,
frente a hombres en su quehacer ensañados,
desprovistos de miradas para la tierra
que bajo sus pies pasa y fulgura,
astro menor sin importancia
donde los labios a los labios se juntan,
yo vivo una sola vez, un día innumerable,
ya ido de mis manos,
nunca a mi pecho resarcido,
pero qué más da, si vivo
y la tierra es bella y la vida fluye,
sed en mis arterias locas,
por mí, a través de mí, misteriosa, vagabunda,
en este minuto que acaparo y me traspasa,
hoy, veinte de marzo,
hoy, veinte de marzo, ¡tan lejos de la esperanza!,
en que me doy cuenta, antes de morir."



El Poder de la Palabra
epdlp.com