El derecho a las cosas bellas (fragmento)Juan Evaristo Valls Boix
El derecho a las cosas bellas (fragmento)

"La condición horizontal establece relaciones de cuidado. Allí donde el ser vertical domina, el ser horizontal escucha y abraza: conversa. Allí donde el ser vertical es la forma de ser humano, amo y señor de las cosas, la condición horizontal no entiende de jerarquías y no busca domeñar lo extraño: quiere escucharlo, tumbarse a su lado, admirar su vastedad incognoscible. El modo en que el ser vertical se relaciona con la alteridad se denomina trabajo. Esta forma de ser, que Butler llama ontología liberal del individuo, es el fruto más granado de la Modernidad europea, algo que aprendimos con Descartes, con Locke, con Kant: un sujeto que es libre cuando es autónomo, una ficción absolutamente separada de todo lo demás, que solo sigue las leyes que él mismo se procura racionalmente, y domina con su raciocinio y su técnica cualquier otro ser, cualquier otra instancia que perturbe su señorío. El burgués, el fascista, el empresario o el capitalista son versiones históricas de este dispositivo.
El sujeto moderno es el sujeto de la erección. El progreso y el crecimiento son el modo particular con que establece su geometría vertical de dominio de las cosas. Autores como Hegel o Marx llamaron «trabajo» a esta relación jerárquica de dominio y asimilación. En su poema, Sylvia piensa en otra cosa. No quiere pisar las plantas ni talar el árbol, sino volverse adverbial, yuxtaponerse. No quiere medir la distancia que la separa de los astros ni lanzar un satélite a la termosfera, sino tan solo mirar, dibujar constelaciones, orientarse con su saludo. Y para lograrlo, ha de tumbarse. No hay otra forma. Ha de reconocer que, en el fondo, vive tumbada, solazada, apoyada en criaturas y plantas."



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