La áurea yasha (fragmento)Koyo Ozaki
La áurea yasha (fragmento)

"La fiesta concluyó a medianoche. Alrededor de las diez, uno a uno, los invitados se levantaron, y en un abrir y cerrar de ojos, más de un tercio de los participantes se perdieron, pero los que quedaron continuaron el juego con entusiasmo. Quienes desconocían la desaparición de Toyama asumieron que había huido derrotado. El príncipe se quedó hasta el final de la fiesta. «Si hubiera sobrevivido solo se habría quedado poco menos de un tercio de los participantes», dijo Toyama, hablando con su anfitrión con un sentido de pertenencia. Todos los que se habían interesado por él deseaban despedirlo, pero sus esfuerzos fueron inútiles. Al salir el príncipe, un hombre lo acompañó. Era un estudiante de unos 20 o 25 años, que vestía uniforme de instituto. Su comportamiento era extraño, y era el único que parecía tener una relación amistosa con el príncipe durante la fiesta. Llamativo no hubo nada particularmente, así que no dijo mucho y continuó en silencio de principio a fin. Nunca se supo que no fuera así. En todo caso, ya era demasiado tarde. No se decepcionó hasta que los vio marcharse. 
El príncipe llevaba un chal de lana níveo estampado, mientras que el estudiante llevaba un traje marrón oscuro. Esperó a que el difunto príncipe viniera a hablar, aguardando que el viento le diera la razón. Señor, ¿qué opina de ese tipo con ese anillo? Era un poco cabeza huera, ¿verdad?" Es cierto, pero me dio pena cuando la vio y empezó a portarse mal con ella. Como estaba a su lado, supongo que también me dio mucha importancia." "Sí, porque tenía una mirada arrogante. De hecho, incluso lo toqué un par de veces. " "Eso es bastante cruel." "Los hombres pueden ver a esos tipos como obvios, pero me pregunto qué piensan las mujeres de ellos. A las mujeres les gusta ese tipo de hombre, ¿no? " "Sí." "Estaba perfumado y con ese anillo de oro, actuando como un señor, resultaba muy atractivo ", rio el estudiante.

Glosario:
Yasha. Espíritus propios del imaginario y la mitología hindú y budista, asimilados en el País del Sol Naciente como deidades protectoras.
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