Recuerdos de juventud (fragmento)Henriette Herz
Recuerdos de juventud (fragmento)

"Mi padre era un judío portugués, cuyo abuelo, como muchos de los creyentes, tuvieron que huir de Portugal para evitar caer en manos de la Inquisición.
El primer momento de mi vida que puedo recordar es cuando tuve viruela, que en ese momento se dejó completamente al arbitrio de la naturaleza al no tratarse la inoculación o vacunación. La última quizás aún era completamente desconocida. Tenía mucha, pero la viruela era benigna y, aunque solo tenía dos años, lo supe en ese momento.
Louise Wolf era hija del pastor W. en Zossen, quien me había bautizado y fue una amiga de la familia por mucho tiempo.
De edad casi demasiado madura aún, en el lugar de la habitación donde estaba mi cama y, cómo todavía era pequeña, recibí un pastel de pasas como regalo. Mi padre era un médico de renombre y me trató incluso cuando estaba enferma. Fui la primera hija de su segundo matrimonio. Los primeros hijos habían muerto antes que su madre, y él me quería mucho. Poco después de la viruela, yo tenía unos tres años, tuve día desafortunado. Tenía zapatos nuevos y me caí varias veces durante el día porque las suelas eran muy lisas y la última vez que me caí casi me cuesta mi joven vida, me caí con la cabeza apoyada en una esquina afilada de la puerta, mi madre se acercó y sin mirarme me dijo si me había hecho daño o no, me puso sobre su regazo y me castigó por mi descuido, mis gritos no perturbaron  el ejercicio de la justicia imaginaria y cuando me despidió vio mi cara y su delantal llenos de sangre, sólo ahora se dio cuenta de eso.
Me había lesionado, me enviaron al cirujano y encontró que la herida en la cabeza había afectado las meninges, si ésta también hubiera sufrido mayor percance, habría muerto. Cuando llegué a la edad apropiada, me enviaron a una escuela y tengo muy claro que muy a menudo, cuando me llevaron allí, tomé la decisión de escapar de alguna manera, pero el pensamiento siempre me detuvo.
¿Qué sería de mí después?, pero quería hacerlo casi todos los días.
Eran muy buenas personas a las que me confiaron y solo tenía unos pocos compañeros.
Todavía conozco a una de ellas, era la institutriz de la hija menor de uno de los primeros Príncipes de Alemania y aún vive con la joven princesa, ella tocaba muy bien incluso entonces el clavicordio, (era varios años mayor que yo) y eso me dio el deseo de aprender música también.
A petición mía, mis padres me asignaron un profesor. Las clases se impartían en el llamado salón, el otro tiempo que no estaba en la escuela, lo pasaba en la guardería, que en aquella época era la residencia única de los niños, no como ahora, para disfrutar de la proximidad de sus padres, ya que sólo rara vez se les permitía visitar a su madre durante el día."



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