Los caminos del mundo (fragmento)Nicolas Bouvier
Los caminos del mundo (fragmento)

"Apenas dedicaban a las paredes una mirada distraí­da, pero estaban demasiado solos como para irse enseguida y eran demasiado orgullosos como para confesarlo, así ­ que para aguantar hasta la hora del cierre, se
ponían a soltar unos monólogos agotadores acerca de la tumba del rey Alejandro o de los conventos desamortizados de Macedonia, que nosotros, que «podí­amos comprender», tení­amos que ver a toda costa. Y se quedaban allí ­, insistentes, agotados, confidentes, multiplicando sus consejos. Pero su corazón ya no estaba en aquel lugar. El coraje se puede forzar; el entusiasmo, no.
A la caída de la noche, era toda la calle la que pasaba por la exposición. Los belgradenses tenían tan pocas distracciones que no se podían permitir perderse ni una. La vida era todavía ­lo suficientemente austera como para que todos ellos tuviesen hambre de todo, y este apetito facilitaba muchos descubrimientos. Había teólogos que seguían las carreras de motos y campesinos que, después de un día entero de compras en la Ulitza Marshala Tita, se acercaban a descubrir la acuarela.
Dejaban en la puerta un saco de abono, un ronzal nuevo o una podadera con filo engrasado, contemplaban los billetes de entrada con una mirada penetrante y ávida y se sacaban el dinero del cinturón o de la gorra. Después, iban de un dibujo a otro dando grandes zancadas, con las manos a la espalda, y miraban las obras lentamente, decididos a sacar el máximo partido a sus dinares.  A sus ojos, educados con las imágenes pastosas del Diario de Mostar o El Eco de Cetinje, les costaba entender en un primer momento estos dibujos lineales. Sin embargo, a partir de un detalle familiar de un pavo, un minarete, un manillar de bicicleta, desentrañaban el tema, empezaban de repente a reí­rse o a hablar solos y estiraban el cuello para ver si reconocían su estación, su jorobado, su rí­o. Cuando veí­an a un personaje con la ropa descuidada, comprobaban cómo estaba su propia bragueta. Me gustaba aquella forma de llevarlo todo a su terreno, de examinarlo lenta y pacientemente, sopesando el trabajo. Por lo general se quedaban allí­ hasta el final, cómodos en sus pantalones anchos y su olor a campo, y después se acercaban cortésmente a la caja para estrechar la mano del artista o liarle un cigarrillo, que pegaban con un enorme lengüetazo. A las siete, Prvan, el gerente de la ULUS, venía a informarnos de las novedades. No, los compradores del Estado, que eran sus principales clientes, todavía ­a no se habían decidido.

Glosario:
Ulitza.  En los diferentes idiomas de la familia lingüística eslava, se utilizan grafías como ulitza, ulitsa, ulica para hacer referencia a una calle.
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