Oscura monótona sangre (fragmento)Sergio Olguín
Oscura monótona sangre (fragmento)

"Se acercó a Daiana. Miró su espalda, el culo, las plantas ásperas de los pies. Soñaba. Ese cuerpo no podía pertenecerle. Pasó su mano por la espalda de Daiana. Se equivocaba: estaba despierto. No se puede acariciar un sueño y él estaba acariciando la espalda de la chica. Le tocó el pelo, se lo apartó de la cara y Daiana se despertó. Lo miró con una sonrisa, como si hubieran pasado la noche juntos y no se sorprendiera de que él estuviera a su lado. Daiana se dio vuelta sin taparse y quedó desnuda de la cintura para arriba. Él le acarició la cara. No, no soñaba. Ella se acurrucó contra el cuerpo de él.
-Me quiero quedar a vivir con vos- le dijo ella, pero pudo haber sido al revés. Pudo haber sido Andrada el que dijera:
-Quiero que te quedes conmigo."



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