El gran Meaulnes (fragmento)Henri Alain-Fournier
El gran Meaulnes (fragmento)

"La máquina no explica todo: es un pretexto que se da el espíritu para pasar de una concepción a otra: de la concepción de un mundo donde se puede volar a aquella de un mundo en donde se vuela.
(...)
Quisiera, hijo mío, que conservaras en la memoria lo hermoso de estos días; tendrás necesidad de su recuerdo cuando, como yo, hayas entrado en edades sin retorno.
(...)
Este anochecer que había querido escamotear me pesa de manera extraña. Mientras pasan las horas y el día está por morir, y yo lo quisiera ya muerto, hay hombres que han cifrado en él todas sus esperanzas, todo su amor, sus últimas fuerzas. Hay hombres moribundos; otros que esperan un vencimiento y no querrían que nunca llegara mañana. Hay otros para quienes mañana asomará como un remordimiento. Otros, en cambio, se sienten fatigados, y esta noche no será nunca lo bastante larga como para proporcionarles el descanso que necesitan. Y yo, yo que he desperdiciado el día; ¿con qué derecho me atrevo a invocar el día de mañana?
Viernes por la tarde. Pensaba escribir a continuación: "No la volví *a ver más", y todo habría concluido.
Pero esta tarde, al llegar a la esquina del teatro, la vi. Fina y seria, vestida de negro, pero con la cara empolvada y un cuellito que le da el aspecto de un Pierrot culpable: Un aspecto doloroso y malicioso a la vez.
Vino para decirme que me dejará enseguida, que ya no volverá...
Y sin embargo, al anochecer, aquí estamos los dos, caminando de nuevo lentamente, juntos, por la arena de las Tullerías. Ella me cuenta su historia, pero con tantas vaguedades y reservas, que no la entiendo bien. Al referirse a ese novio con quien no se casó, dice "mi amante". Lo hace de intento, me parece, para producirme mala impresión y evitar que le tome afecto.
Me cuesta transcribir ciertas frases suyas:
-No ponga en mi ninguna confianza, pues no hago más que locuras -me dice.
Anduve sola por los caminos...
-Llevé a mi novio a la desesperación. Lo abandoné porque me admiraba demasiado; me veía según su fantasía, y no tal como yo era. En realidad, estoy llena de defectos; habríamos sido muy desdichados.
A cada instante la sorprendo presentándose como peor de lo que es. Pienso que quiere convencerse de que obró bien en otro tiempo, al cometer esa tontería a la que se refiere. Parece decirse que no debe experimentar ningún remordimiento, pues no merecía la dicha que le ofrecían. "



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