Preliminares (fragmento)Mariano Bernad
Preliminares (fragmento)

"Llegamos a los Fanecos a las 3 y media o 4 de la tarde, y allí se hizo alto para comer y después pasar la noche. No había más que una casa, y pequeña, habitada por un matrimonio de bastante edad, dos hijos de éste, casados ya, y con una porción de nietos. Enseguida de llegar, lo primero que se hizo fue procurar la comida, que era lo principal. Temíamos que en aquella casa y en aquel lugar no encontraríamos casi nada para comer, pero no fue así, pues hubo mejor comida de la que pensábamos y eso que éramos tantos, preparada por aquella familia, aunque a estilo del país en que lo principal de las comidas consiste en el arroz condimentado con grasa de cerdo y la judía, que aquí llaman feijão. Sin embargo, tuvimos nosotros huevos y gallina, porque así lo encargamos, y un poco de pan traído de Uberaba. El vino era riquísimo, blanco, sacado de un torrente de pura agua cristalina y abundante, que pasa casi tocando la casa. En fin, que comimos y bebimos bien.
Pero lo más negro era la noche que nos esperaba. Una casita pequeña, llena de personas de todas edades, nosotros que éramos 13 entre todos, sin camas y sin nada, excepto para dos. Para los demás no hubo otro sitio que el patio de la casa, en el santo suelo, y cama redonda. Añádase a todo esto que había un individuo en la casa que debía [de] estar tísico, pues no cesó de toser en toda la noche, pero con una tos especial. Había también una criatura de poco tiempo, que no paró de llorar a grito pelado en toda la noche. ¿Quién era capaz de dormir de esa manera? Estoy por decir que nadie, de modo que si mala fue la noche anterior por causa de las vacas, ésta fue mucho peor.
Los moradores de esta casa, sabedores de que habían de pasar por allí los padres y que por precisión tenían que hacer noche, aprovecharon esa coyuntura para que se bautizaran dos niños, nietos de los dueños de la casa, que pertenece a la jurisdicción de Ponte Nova, distante seis leguas, más cinco que hay hasta Agua Suja y que, por no haber párroco en Ponte Nova, se les hacía muy penoso y difícil llevarlos a Agua Suja. Con toda reverencia preguntaron si se podrían bautizar allí las dos criaturas y nuestro padre Mariano, como en este país se permite administrar el sacramento del bautismo, el del matrimonio y aun decir misa, confesar y comulgar en las casas fazendas, respondió que con mucho gusto haría esa obra de caridad. Así pues, estando ya todo dispuesto y llevando como llevaban santos óleos, ritual y demás, a la hora destinada fueron bautizados solemnemente los dos niños por nuestro padre Mariano, siendo padrinos los dos abuelos, con lo que quedaron muy contentos y agradecidos. "



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