Diario de Santa María (fragmento)Edgardo Rivera Martínez
Diario de Santa María (fragmento)

"Comienzo aquí mi diario, tarde la noche y a la luz del quinqué, en mi habitación en la casa de Jauja. Debería decir que lo reanudo, porque allá en Cerro de Pasco, donde hemos residido por buen tiempo, comencé a llevar a escondidas, junto con mi cuadernito de poesías, una libreta donde anotaba las ocurrencias del día. Y lo más notable que registré fue, desde luego, lo que mi madre me anunció hace casi tres semanas, y es que, decidida como estaba desde hacía tiempo a vender la tienda que teníamos, porque le era cada vez más difícil atender allá el negocio que nos dejó mi padre y porque ya no soportaba el frío, para irnos a vivir a nuestra tierra, había puesto un aviso y se había presentado un comprador. Volveríamos, pues, a nuestra casa, donde abriría un establecimiento comercial semejante. Me dijo también, en cuanto a mis estudios, que no me preocupara, pues en Jauja hay un colegio para señoritas y que podría estudiar allí el quinto año de secundaria, que es el que me falta. Ya no tendría, pues, que regresar a ese de Lima, el de Santa María Eufrasia, donde cursé el cuarto año, que fue bastante aburrido para mí, porque apenas si hice amigas por mi origen serrano, y por las crecientes limitaciones económicas que enfrentábamos. Dejé, pues, Lima, una semana antes de Navidad, pasé buena parte de las vacaciones en esa triste ciudad minera, y pronto recibí la grata noticia de que la íbamos a dejar, por lo cual le di un gran abrazo. No, no había nada que me retuviera en el Cerro, salvo la amistad con Yolanda, tan ocurrente, y que tiene como yo diecisiete años, pero que ha dejado por algún motivo los estudios. También quizá mi tibia e interrumpida relación con Alejandro, ese joven un poco mayor que yo. No, no me gustaba tampoco ese sitio por la pobreza que reina, y donde buena parte de los mineros están condenados a la enfermedad, si no a la muerte. "


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