Las amistades particulares (fragmento)Roger Peyrefitte
Las amistades particulares (fragmento)

"Por primera vez en su vida operaba una transformación en su ser. Este dorado no le pareció mal. El matiz era igual al de los cabellos de Alejandro, a los cuales lo comparó. Lamentó la facilidad vulgar con que obtuvo lo que creía, en el niño, un milagro inimitable. Se peinó, ocultando el mechón rubio bajo los cabellos obscuros. Sólo se veía la punta, como la de una flecha.
Durante la comida, su madre observó esta pequeña particularidad. Jorge explicó el accidente por una desdichada receta de champú al agua oxigenada. No habría conformado tan fácilmente a sus primas. La rubia Liliana no tendría razón alguna para creer de que fuera una alusión en su homenaje. Este mechón, símbolo de otra cara, habría sido a sus ojos nuevo indicio de lo que ella calificaba: 'la gran metamorfosis de los pequeños internos!.
Jorge, en efecto, estaba bastante cambiado, más que por un mechón, más aun de lo que Alejandro había parecido al padre Lauzón. En la casa, sólo encontraba el pasado. Para él, el presente y el porvenir estaban en otra parte. Alejandro lo dejaba indiferente a todo, porque Alejandro era más que todo. La tarjeta de ayer no le había dado el gusto de nada, porque, sin esa presencia que le faltaba, nada existía. Comprendía el valor de ese afecto que había nutrido con su médula; la vista de quien era el objeto resultaba necesaria a su equilibrio físico y moral. Volvería a vivir sólo a su regreso al colegio, aunque viviera al margen del colegio. Fuera de la vida familiar, tanto como de la vida del colegio, tenía ahora su verdadera vida: de acuerdo con los términos de una de sus esquelas, Alejandro era su vida. "



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