Estudio en escarlata (fragmento)Arthur Conan Doyle
Estudio en escarlata (fragmento)

"Holmes no era un hombre de vida desordenada; modesto en su manera de ser, regular en sus costumbres, rara vez se acostaba después de las diez de la noche, al levantarme, había salido ya de casa después de haber tomado su desayuno. El día lo pasaba entre el laboratorio químico y la sala de disección, y algunas veces se daba largos paseos, casi siempre por las afueras de la población. No puede formarse una idea de su actividad cuando estaba en uno de esos períodos de excitación. Transcurría algún tiempo, venía la reacción, y entonces días enteros, desde que amanecía hasta que anochecía, se los pasaba tumbado sobre un canapé, inmóvil y sin articular palabra. Sus ojos tomaban una expresión tan vaga y soñadora, que cualquiera le hubiera tomado por un imbécil o por un loco si su sobriedad característica y la perfecta moralidad de su vida no hubieran sido una constante protesta semejante suposición.
(...)
Aún cuando se me tache de curiosidad femenil, debo decir en descargo mío que cada vez me intrigaba más aquel hombre, y a todo trance quería descubrir el misterio de que se rodeaba. No puede jugárseme severamente, teniendo en cuenta que mi vida no tenía atractivo alguno. Mi salud no me permitía salir más que cuando abonanzaba mucho el tiempo y no tuve nunca uno de esos amigos a quienes confiarme y en cuya compañía olvidar la monotonía de mi existencia, que cada vez se me hacía más pesada y larga."



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