Yo maldigo el río del tiempo (fragmento)Per Petterson
Yo maldigo el río del tiempo (fragmento)

"Y luego pasé a la entrada, al recibidor, seguí hasta el salón y acabé en la cocina, donde todo estaba como llevaba casi diez años estando, los mismos pósters en las paredes, las mismas alfombras en el suelo, los mismos espantosos sillones rojos, y a la vez no estaba en absoluto como antes, no como al principio, cuando éramos nosotros dos contra el mundo, ella y yo, hombro con hombro, mano a mano, «somos solo tú y yo», nos deciamos, «solo tú y yo», decíamos. Pero algo había pasado. Ya nada se mantenía unido, todas las cosas guardaban distancias entre ellas, separaciones entre ellas, como satélites, se atraían y se repelían en el mismo instante, y hacía falta una gran fuerza de voluntad para superar aquellas distancias, aquellas separaciones, mucha más de la que tenía yo a mi disposición, mucha más de la que nunca osaría emplear. Y tampoco nada estaba como cuando cruzamos aquellas tres o cuatro comarcas de Romerike, al este de Noruega, al este de Oslo. Allí tenía el cuerpo del coche pegado a mí en todas las direcciones por las que avanzábamos, pero ahora, en el piso, las cosas se desenfocaban y se dispersaban en cualquier dirección. Era como un virus en el nervio del equilibrio. Cerré los ojos para que el mundo recuperara su horizontalidad y en ese momento oí cómo ella abría la puerta del baño y sus pasos por el pasillo. Los habría reconocido en cualquier sitio del mundo, sobre cualquier superficie, adoquines, grava, losas, parquet. Se detuvo justo delante de mí. Oía su respiración, pero no tan cerca como para sentirla en la cara. Ella esperó. Yo esperé. Las niñas se rieron de algo gracioso en una de las habitaciones. Había algo en su respiración. Antes nunca sonaba así. Yo seguía con los ojos cerrados, tenía los párpados apretados. Y luego la oí suspirar. "


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