La noche "El alba oscurece por tres puntos y temerosa la mano no se atreve a irrumpir en la blancura del papel cortando el aire denso que lo guarda. Como sin remedio mi razón es honesta se avergüenza de su imperfección y no deja a la mano alcanzar la dicha de tramar yambos con el descuido de ayer. Mientras está plena de signos la penumbra una idea imprecisa que hace arder mi frente, el poder del café o la pasión nocturna se pueden confundir con chispas de la inteligencia. Pero, en realidad, como grande es mi juicio está a salvo de las locuras de estas vigilias, pues esta ardiente excitación, como un genio, méritos suyos no las considera. ¡Acaso es pecado desconocer mi infortunio! Es tan inocente la pequeñez, tan dulce la tentación de violar el anonimato de esta noche, nombrando todo lo que me rodea por su nombre. En tanto ordeno a mi mano no moverse cada objeto me observa provocativo, resplandece y vigila cada gesto mío que insinúe y le rinde pleitesía. Seguro de que los amo los objetos gruñen y mendigan, anhelando con toda el alma sea mi voz la que los cante. ¡Qué agradecida estoy a la vela, quisiera hablar de su amada luz y concederle la incansable caricia de los epítetos! Pero, callo otra vez. ¡Qué dolor y tormento el de estar muda, sin confesar ni con una palabra toda la belleza que el amor con mi pupila severa contempla! ¿De qué me avergüenzo? ¿Por qué no soy libre en la casa desierta, bajo la nieve creciendo para escribir mal, pero con justeza, sobre la casa, la noche y el cielo azul tras la ventana? ¡No quiera Dios que pierda la vergüenza ante la hoja de papel tan indefensa ante la vela sencilla y luminosa ante mi rostro esfumándose en el sueño! " epdlp.com |