Elegía a Tartu "El río se detuvo en la noche del silencio que desencadenó el eco de los ánades en la oscuridad. Una ciudad se levanta a ambos lados con un cementerio judío y una catedral. Las ruinas del tiempo vienen a sus costas. Todos los idiomas han sido comidos por el cráneo vacío de los gusanos, los poetas estonios se perdieron, derruidos por la locura de Siberia, fiel viuda de luto. El incienso y el olor de las hojas es un monumento entero al otoño en que cae la memoria iniciada en el ahumado y temprano crepúsculo. Viajes sin sentido a lo largo de las razas de Tallinn a Tartu, tierras llenas de desesperanza extranjera. El cielo estonio se descompone en ruinas, maleza y cerveza, en polvo y barro incapaz de moverse, en apatía de eternidad. " epdlp.com |