Sogna paridi il suo giudizio in FirenzeSantiago Echandi
Sogna paridi il suo giudizio in Firenze

"Peldaños asciende de escalinata labrada,
escalinata en un kiosco de marmóreas lajas,
Kiosco italiano cuya cúpula levantada
en un jardín refulge con esmaltes y alhajas.
Todas las que allí pasean, embozadas doncellas,
le miran. Sobre divanes vestidas de majas
Y agitando el flabelo otras descansan; ellas
portan pectorales: plumas de aves exóticas,
rojo negro plata nácar rosado estrellas.
Le muestran sus senos, dulces pomas narcóticas
y le llaman. Una le cerca; con un frío beso
quiere lamerle. Su cuello, como boas góticas,
se alarga. Su cabello rezuma aceite espeso.
Su nariz se corta con perfil de interjecciones y al abrir
su boca descubre un diamante obseso.
La rechaza y otra le trae sus proposiciones.
Su semblante es tan hermoso como una sopera
de porcelana que ensalza manifestaciones
de centauros barbados con cacumen de madera,
progenie de un action-painting echado a la nada.
sobre venero, desciende ella, pausada,
toda contención radiante de su serenidad!
¡Ella! en laberintos siderales, la buscada,
donde el polvo estelar encuentra a la deidad.
Todas las otras damas tratan de retenerle;
Con chasquido metálico le hablan de caridad,
avisos escenifican para convencerle... "



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