Caricaturas de Mahoma o gasolina sobre la zarza ardiendo? (fragmento)Eliseo Bayo
Caricaturas de Mahoma o gasolina sobre la zarza ardiendo? (fragmento)

"Las guerras de religión no han cesado desde la aparición de las tres religiones compitiendo por el mismo espacio físico. Geopolíticamente todas ellas son expansivas, violentas y tienen poco que ver con el mensaje espiritual que se les supone.
Los creyentes, los que aman a Dios bajo las más diversas advocaciones, están apesadumbrados, tristes y perdidos en un mundo convulso. Ellos saben que la religión no es política y que ninguna política debe escudarse en la religión, por la simple razón de que hasta ahora la política basada en la religión no ha conseguido hacer felices ni libres a las personas. Obviamente quien esclaviza y hace desgraciados a los hombres son la religión unida a la política y al revés, la política unida a la religión: aspecto en el que se hermanan todos los que buscan en la religión un arma poderosa para destruir al contrario. No hay nada más patético que el mensaje de los ejércitos enemigos llevando el mismo estandarte: Dios con nosotros.
Desde que apareció el Islam estuvo en guerra con el Cristianismo y con el Judaísmo y al revés. Los pretendidos siglos de tolerancia "entre las tres culturas" hay que ponerlos en cuarentena, si se lee atentamente la historia, que no es otra cosa que "hechos de armas", conquistas, invasiones, hecatombes, crueldades sin cuento.
Con los tiempos modernos, con el desarrollo de la ciencia y de la técnica y con el invento de la democracia, era de esperar el advenimiento del reino de la felicidad, de la abundancia y de la libertad. No ha sido así. Occidente demostró desde sus balbuceos como principio de cultura y de civilización su vocación imperialista de imponerse sobre los demás. Si leemos a Polibio tendremos el mejor reportaje sobre lo que es una guerra naval mundial, con la que empezó el invento de la civilización occidental. El reino de paz que anunciaban sus "cruzados" fue una sucesión de atroces conquistas de territorios y de gentes a las que no se les dio "una cultura superior", sino que simplemente se les despojó de sus creencias, de su idioma, de su organización social y de sus tierras. Venció pero no convenció.
El "choque de civilizaciones" pudo haberse evitado si en algún momento de la cadena de acontecimientos que llevaban a los distintos episodios de la guerra permanente, se hubieran impuesto las corrientes de pensamiento que conducían a una división nacional e internacional del trabajo basado en el intercambio solidario. Ahora causa asombro escuchar a un político, Mariano Rajoy, mofándose del planteamiento de una Alianza de Civilizaciones. ¿Qué propone? ¿La guerra otra vez? ¿Es ese su coraje religioso? La Alianza de Civilizaciones no es una rendición incondicional, no es un suicidio colectivo. Y tampoco es una trampa para matar a deshora. En cambio, el "choque de Civilizaciones" es una declaración de guerra renovada. Vuelvan a la historia, lean los libros de historia que ustedes mismos han escrito, señores de la guerra, y vean cuántos muertos, cuántos centenares de miles de campesinos y obreros desarrapados, murieron bombardeados por ustedes en Marruecos, en Argelia, en Egipto, en Siria, en Irak, en India y en China. ¿Qué amenaza significaban estos países para Occidente?
Hubo algunos intentos de que las cosas fueran de otra forma, y de hecho casi se consiguió. En los tiempos modernos, la humanidad casi tocó con las manos la posibilidad de introducir un sistema de economía política basado en aquellos principios de solidaridad y justicia y que recogía las tradiciones anteriores, en los venturosos días del nacimiento de la nación norteamericana y en los afortunados contagios que supo infundir en el proyecto de la libertad aduanera en Alemania, en la Rusia de las grandes transformaciones a través de las infraestructuras y del desarrollo de la ciencia y la cultura, y en el Japón de la restauración.
Todos esos momentos- profunda y verdaderamente espirituales, puesto que buscaban la felicidad de los seres humanos en sistemas económicos libres y justos- sucumbieron bajo el peso de las botas del imperialismo usurero, del colonialismo, de las guerras de religión y de la siembra de la discordia entre las naciones. Aquella débil aurora de libertad fue ennegrecida por la pólvora de los cañones que todo lo pulverizaron y que dejaron en herencia sociedades enfrentadas, culturas incompatibles, sueños constantes de revancha, nubes de fanatismo y una profunda maldad instalada en el corazón de muchas gentes. "



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