Nueve vidas (fragmento)William Dalrymple
Nueve vidas (fragmento)

"Dos colinas de granito oscuramente brillante, liso como el vidrio, en medio de un paisaje densamente arbolado de plátanos y palmeras. Es el amanecer.
Seguidamente se encuentra la ciudad de Sravanabelagola, una ciudad de peregrinaje donde las paredes de los monasterios y templos se desmoronan, siendo testigos los racimos de dharamsalas en torno a una red de caminos de tierra roja, caminos que convergen en un enorme tanque rectangular. El tanque está salpicado de hojas y brotes aún cerrados de flores de loto flotantes. A pesar de la temprana hora, ya están reunidos los primeros peregrinos.
Desde hace más de 2.000 años, esta ciudad ha sido sagrada para los jainistas. Fue aquí, en el siglo III A.C. donde el primer emperador de la India, Chandragupta Maurya, abrazó la religión y murió a causa de un ayuno autoimpuesto hasta la muerte, con el propósito de expiar todos los asesinatos de los que había sido responsable en su vida de conquistas. Mil doscientos años más tarde, en el año 981, un general encargó que se erigiera la estatua más grande de monolítico en la India, a sesenta metros de altura, en la cima de la mayor de las colinas, Vindhyagiri.
Se trataba de una imagen de otro héroe jainista, el príncipe Bahubali, el cual se había batido en duelo con su hermano Bharata por el control del reino de su padre. Pero en el mismo momento de su victoria, Bahubali se dio cuenta de lo absurda y fugaz que era la gloria mundana. Renunció a su reino y abrazó el camino de la ascética. Se retiró a la selva, meditó durante un año, por lo que las vides de la selva se anudaron alrededor de sus pies y lo ataron a aquel lugar. En este estado, venció a los que consideraba sus verdaderos enemigos -sus pasiones, ambiciones, deseos y su orgullo- y se convirtió así, según los jainistas, en el primer ser humano en alcanzar la liberación espiritual o moksha. "



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