El casamiento (fragmento)Nikolai Gogol
El casamiento (fragmento)

"Podkolésin (con el espejo en las manos, se mira fijamente en él).
Kochkarév: (Acercándose furtivamente por detrás, lo asusta). ¡Puf!
Podkolésin: (Profiere un grito y deja caer el espejo). ¡Loco! Bueno... ¿Para qué... para qué... ? Vaya una estupidez. Me asustaste de tal modo que tengo toda el alma revuelta.
Kochkarév: ¡Bah! Sólo fue una broma.
Podkolésin: ¡Vaya con la broma! Todavía me dura el susto. Y, ya lo ves: he roto el espejo. Te advierto que no lo regalan: lo compré en un comercio inglés.
Kochkarév: Bueno, bueno: ya te compraré otro.
Podkolésin: Sí, sí, me lo comprarás. Ya conozco esos espejos: cuando uno se mira en ellos, parece tener diez años más y la cara torcida.
Kochkarév: Oye, soy yo quien tiene motivo para estar enojado contigo: a mí, tu amigo, me lo ocultas todo. ¡Piensas casarte!
Podkolésin: ¡Tonterías, no me propongo semejante cosa!
Kochkarév: La prueba está a la vista. (Señala a Tecla). Ya sabes quién es ese pájaro. Bueno, bueno, el asunto no tiene nada de particular. Se trata de algo cristiano, hasta necesario para la patria. Me encargaré de esa tarea. (A Tecla). Vamos, habla: di cómo son las cosas, quién es y todo lo demás. ¿Es de la nobleza o comerciante o qué es? ¿Y cómo se llama?
Tecla: Ágata Tijónovna.
Kochkarév: ¿Ágata Tijónovna Brandajlístova?
Tecla: ¡Oh, no... ! Kuperdiáguina.
Kochkarév: Vive en la calle de las Seis Tiendas...¿verdad? Tecla. No, no; más bien cerca de Peski, en la bocacalle de Milni.
Kochkarév: Aja... Sí. En la bocacalle de Milni, al lado de la tienda... ¿no es eso?
Tecla: No, junto a la cervecería.
Kochkarév: ¿A la cervecería? Entonces, ya no me lo explico.
Tecla: Pues cuando dobles la bocacalle, verás de frente una casilla; y después de pasar la casilla, dobla a la izquierda y entonces tendrás ante tus ojos una casa de madera, donde se aloja una costurera que vivió con el subsecretario del Senado. No en la casa de la costurera; junto a ella, hay otra casa, de piedra y ahí vive Ágata Tijónovna, la novia.
Kochkarév: Bueno, bueno. Ahora, ya me encargaré de todo: puedes irte. Ya no te necesitamos. Tecla: ¡Cómo! ¿Tú mismo quieres concertar laboda?
Kochkarév: Yo mismo, yo mismo: no te metas. Tecla: ¡Ah, desvergonzado! Pero... si eso no escosa de hombres! ¡Apártate, hijo, apártate de eseasunto!
Kochkarév: ¡Vete, vete! No entiendes nada, no te metas. Métete en lo tuyo... ¡Fuera de aquí! Tecla: ¡Sólo piensas en quitarles el pan a los de-más, hereje! ¿No te avergüenza meterte en semejante bagatela? De haberlo sabido, no te habría dicho nada. (Se va, con aire de despecho).
Kochkarév: Oye, soy yo quien tiene motivo para estar enojado contigo: a mí, tu amigo, me lo ocultas todo. ¡Piensas casarte! Podkolésin: ¡Tonterías, no me propongo semejante cosa!
Kochkarév: La prueba está a la vista. (Señala a Tecla). Ya sabes quién es ese pájaro. Bueno, bueno, el asunto no tiene nada de particular. Se trata de algo cristiano, hasta necesario para la patria. Me en-cargaré de esa tarea. (A Tecla). Vamos, habla: di cómo son las cosas, quién es y todo lo demás. ¿Es de la nobleza o comerciante o qué es? ¿Y cómo se llama? Tecla: Ágata Tijónovna.
Kochkarév: ¿Ágata Tijónovna Brandajlístova? Tecla: ¡Oh, no... ! Kuperdiáguina.
Kochkarév: Vive en la calle de las Seis Tiendas... ¿verdad? Tecla. No, no; más bien cerca de Peski, en la bocacalle de Milni.
Kochkarév: Aja... Sí. En la bocacalle de Milni, al lado de la tienda... ¿no es eso? Tecla: No, junto a la cervecería. Kochkarév: ¿A la cervecería? Entonces, ya no me lo explico.
Tecla: Pues cuando dobles la bocacalle, verás de frente una casilla; y después de pasar la casilla, dobla a la izquierda y entonces tendrás ante tus ojos una casa de madera, donde se aloja una costurera que vivió con el subsecretario del Senado. No en la casa de la costurera; junto a ella, hay otra casa, de piedra y ahí vive Ágata Tijónovna, la novia.
Kochkarév: Bueno, bueno. Ahora, ya me encargaré de todo: puedes irte. Ya no te necesitamos.
Tecla: ¡Cómo! ¿Tú mismo quieres concertar la boda?
Kochkarév: Yo mismo, yo mismo: no te metas.
Tecla: ¡Ah, desvergonzado! Pero... si eso no es cosa de hombres! ¡Apártate, hijo, apártate de ese asunto!
Kochkarév: ¡Vete, vete! No entiendes nada, no te metas. Métete en lo tuyo... ¡Fuera de aquí!
Tecla: ¡Sólo piensas en quitarles el pan a los demás, hereje! ¿No te avergüenza meterte en semejante bagatela? De haberlo sabido, no te habría dicho nada. (Se va, con aire de despecho). "



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