Calostros (fragmento)Víctor Chamorro
Calostros (fragmento)

"Una mañana de niebla y nieve, Segismundo fue detenido en su casa, en presencia de su mujer que desparramó por el suelo sus cien kilos aflanados. A él le metieron en un coche que se detuvo ante unas puertas de hierro por las que entraban heridos esposados mientras Segismundo recordaba la fulminante caída de su esposa después de que los dos tricornios descerrajasen arcas en busca de papeles. Entró Segismundo en la antigua sala de armas de los Marañas con trofeos de caza raídos. En un rincón la pared de piedra estaba recalentada por una estufa de cuatro arandelas y, colgado de una barra dorada, un gancho para ensanchar o achicar la boca que traga leña y cartón piedra, mientras en el resto de la enorme sala la piedra vivía rigores polares. Arrimada a la estufa una mesa en la que se amontonaban expedientes cosidos con bramante, y sentados un juez togado militar, en mangas de camisa y un capitán y un teniente de la guardia civil con los uniformes relajados. En otra mesa dos escribientes trascribiendo la sustancia de las declaraciones. El capitán miró a Segismundo comentando con desprecio que me da usted pena, abuelo, si nos ayuda le ayudaremos. Preguntó el preso por la suerte de su mujer y el juez togado le replicó que de usted depende irse hoy mismo a cuidarla. "Usted votó frente populismo, y formó parte del sindicato ferroviario". "Fueron otros tiempos y me arrepiento". "Desde su llegada del desastre cubano usted se volvió desafecto". A Segismundo se le escapó la disnea por la quijada desprendida e intentó decir que perdió los pulmones defendiendo a la Patria, pero el capitán le atajó que eran batallas pasadas, luego ordenó a un número le traiga a este pobre hombre un caldo. A la pregunta de si se medicaba, Segismundo contestó que con la urgencia no le dejaron echar a la bolsa la codeína, e ingerido el caldo su rostro calizo recuperó el tono cianótico de la asfixia.
-- Ser más cierto -sentenció el togado escupiendo encima de la estufa para comprobar su calor- que el maquis tiene enlaces en la línea Lisboa-Cáceres-Madrid.
Contestó el preso que nada sé, usía, al respecto y se llevó las manos a la cabeza para redondear las protuberancias del pelo y... "



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