A mind at peace (fragmento)Ahmet Hamdi Tanpinar
A mind at peace (fragmento)

"La filosofía de Ihsan en lo referente a esta bestia negra descansaba en la sabiduría de que carecía de sentido cualquier fútil intento cuando el desenlace era evidente. Mümtaz, a pesar de todo, quería evitar disgustar a su tío, que era incapaz de olvidar la renta que ascendía a una herencia de su querido padre. Además, en las vidas de esta familia, cuando Mümtaz dispusiera de la misma, en la Isla de Ihsan, daría pie a multitud de juegos de palabras y chistes.
Más divertido, mirabile dictu, era cómo después de que Mümtaz regresó y le contó a su anciano tío las respuestas que había recibido, su enfado, "Espero que se muera ese viejo chocho" se tranformó gradualmente en compasión, "Pobre hombre, sin nadie que le ayude en su aflicción" o en pesar de corazón, "Quizás él realmente no reciba beneficio alguno", y por tanto intentó resolver de nuevo el problema con la siguiente declaración "Es todo lo que queda respecto a la casa grande, o de lo contrario tendría que haber vendido hace mucho tiempo", mostrándole que la renta que nunca había recibido, era una fuente de genuino remordimiento. Un día, sin embargo, la tía Sabire decidió hacer la acostumbrada visita a su inquilino, y dado que la hija del malogrado Selim Pasha no se dignaba a salir a la calle sin acompañamiento, su palabra sería enviada a través de Arife, la doncella en Üsküdar, que llegaría el día señalado y después le dedicarían los tres o cuatro días siguientes a la consecuente deliberación. "Pagaremos una visita a ese hombre mañana" y ante la imposibilidad de cualquier visita a sus vecinos o al Bazar cubierto, finalmente, regresaría un día triunfalmente en un taxi colmada de presentes. Sin duda, su visita al inquilino nunca sería en vano. Conseguiría, al menos, una porción de la renta, a pesar de todo. Su temeridad asombraría tanto a Mümtaz como a Ihsan, aunque considerándolo bien, realmente no había nada sorprendente en ello. "



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