El diario de un violador (fragmento)Evan S. Connell
El diario de un violador (fragmento)

"¡Violencia! ¡Violencia! Acababa de salir de la oficina cuando vi un hombre arrollado por un taxi. De accidente, nada.
El taxista le vio cuando empezaba a cruzar la calle, estoy seguro, y sé que tuvo tiempo de frenar. Pero ¿qué hizo?
¡Aprovechar la oportunidad para vengarse! ¿Cuántos de nosotros no haríamos lo mismo? Pues sí. Cuando llega el momento, en ese instante en que podemos elegir entre odiar o amar, sin medias tintas, ¿acaso lo dudamos? La respuesta está clara. Ya que nos humillan un día sí y otro también, ¿por qué no aprovechar para desquitarnos? ¿Qué nos lo impide?
En fin, que más vale no pensarlo. Mejor trabajar y punto. Sin meterse en líos. Además, ¿quién sabe si el Amor existe de verdad? Puede que el Odio sea la única realidad. Quien busca, encuentra. Puede que sí. Yo llevo mucho tiempo buscando algo que se parezca al amor, ¿y con qué me he encontrado? Venganza a machamartillo, sin parar, con la regularidad de un metrónomo, eso es lo que me he encontrado. Así que ahora sólo pido que me dejen en paz. Estoy dispuesto a cumplir con mi trabajo; lo demás me interesa poco, porque no tengo demasiadas ilusiones.
¡Bravo! ¡Bravo por Earl Summerfield! Es todo un hombre. Sí, llega a casa unos minutos antes que tu mujer, corretea por el apartamento agitando los brazos y gritando, mírate en el espejo y sonríe, haz un par de gestos soeces y entonces, en cuanto oigas que el ascensor se para, agarra el periódico, siéntate y relaja las facciones para que, cuando entre, Bianca vea siempre al marido que espera ver. Bravo, Earl, así se hace, eres todo un hombre.
En fin, puede que me juzgue con demasiada severidad. Tampoco creo que el resto de los hombres sea mucho mejor. Unos cuantos puede que sí, pero la mayoría estamos muertos de miedo. Nos aterra quedarnos sin trabajo, tener problemas con el banco de turno o que alguien nos ponga en ridículo. Las que lo hacen suelen ser mujeres. Si alguna nos mira con mala cara, nos quedamos tiesos como un fletán muerto. Y tampoco es que yo sea más cobarde que la media, ni mucho menos, y si no fuera por Bianca, a estas alturas ya sería alguien. Pero ella lo ha estropeado todo. Vete a saber dónde estaría yo ahora mismo. El caso es que ella lo sabe. Supongo que le produce cierto placer. "



El Poder de la Palabra
epdlp.com