El amor al prójimo (fragmento)Leonid Andreiev
El amor al prójimo (fragmento)

"Max estaba completamente convencido que él era el primero en descubrir el método de amar tan intensamente, sin tantas restricciones, tan apasionadamente, y contemplaba con desprecio a todos los que habían amado antes que él. Aún más, estaba convencido que aún después de él nadie podría amar como él lo había hecho, se sentía apenado porque con su muerte el secreto del verdadero amor se perdería de la humanidad. Pero siendo un joven modesto, atribuía parte de su proeza a ella, a su amada. No es que ella fuera la perfección en si misma, pero se le acercaba mucho, tanto como un ideal se podría acercar a la realidad. Había mujeres más bonitas que ella, mujeres más sabias, pero ¿existió alguna vez una mujer más buena? ¿Existió alguna vez una mujer en cuyo rostro estaba tan claro y distintivamente escrito que sólo ella era merecedora de amor, de amor infinito, puro y con devoción? Max sabía que no había existido nunca, ni existiría una mujer así. Sobre esto, no tenía una singularidad especial, tanto como Adán no las tenía, tanto como usted, mi lector, no las tiene. Comenzando por la anciana Eva y terminando por la mujer sobre la cual sus ojos estaban dirigidos -antes que usted leyera estas líneas- la misma inscripción era leída clara e invariablemente en el rostro de cada mujer en cierto instante. La diferencia estaba solamente en la calidad de la tinta."


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